La rebelión de la ultraderecha
Israel Mendoza Pérez
@imendozape
La reorganización de la ultraderecha en el país no es nueva. La gestación de México Republicano, como partido político, con bases de la organización clandestina del Yunque, es respuesta a la polarización político-social exacerbada en los últimos 10 años.
Los radicalismos quedaron expuestos a flor de piel. La creación de un nuevo partido se debe al marcado debilitamiento de la oposición. No hay partidos de oposición con la fuerza suficiente para enfrentar a Morena. Los liderazgos no despuntan y los procesos de restauración y unificación se volvieron la agenda prioritaria de PRI y PAN.
La rebelión de la ultraderecha en el país se aderezó a fuego lento desde 2020. Los gritos de “fuera López” y “Viva Cristo Rey” arengados por la organización conservadora Frenaaa, encabezada por Gilberto Lozano fueron los primeros despuntes de la reorganización de la ultraderecha. Se despertó al México radical en la plaza pública y desde el púlpito presidencial se le dio énfasis a la existencia de una lucha de liberales contra conservadores. Con esos componentes el país transita a la presencia de una fuerza radicalizada y con un discurso frontal al partido Morena.
Ahora, Juan Iván Peña Neder pepena a las distintas facciones radicales de derecha en el país que se mantienen bajo las sombras, y traza la ruta de un partido político “diferente”. Los primeros reportes señalan que el exgobernador de Guanajuato, Juan Manuel Oliva, encabeza una lista de integrantes de la cúpula y que, por el momento, el polémico grupo se encuentra en una etapa de reclutamiento.
El Yunque es desde los años 50 un grupo católico que orbita cerca de la Iglesia Católica, con movimientos de clandestinidad y conservador. Se opone al estado laico y a los grupos liberales, está en contra del aborto, promueven educación religiosa y rechaza el ejercicio libre de la sexualidad. En su esencia actúan con un espíritu de cruzada y van en contra de los enemigos de la fe.
Al menos tres expresidentes nacionales del PAN provienen de las filas de ese grupo, si no directamente si como allegados y entre ellos están: Luis Felipe Bravo Mena, Manuel Espino, ahora funcionario morenista y César Nava; así como José Luis Luege, en la Ciudad de México. Y de los exgobernadores están en esa lista, Manuel Oliva, Juan Carlos Romero Hicks y el propio González Márquez. Todos ellos personajes bien relacionados en las élites profesionales, empresarios y que muchos derivan en políticos y el PAN es el mejor asidero para esta corriente ideológica.
De acuerdo con los antecedentes históricos, algunos grupos de ultraderecha nacieron en el Occidente del país, particularmente en tierras jaliscienses, donde el movimiento cristero tuvo una efervescencia y donde el exgobernador se convierte en el personaje visible de esta corriente de pensamiento.
A final de cuentas, si existe la ultraderecha es también por la presencia política de la ultraizquierda. Por ello es que, ahora, la visión de Peña Neder revive a los grupos conservadores para retomar las viejas estructuras como los Tecos, el Movimiento Universitario de Renovadora Orientación (MURO) y como grupo fáctico de mayor poder político y económico el Yunque.