Julián Parra Ibarra
Si los pronósticos se cumplen, el lunes 9 de marzo –y quizá desde el domingo 8-, podría ser un día histórico para nuestro país, ya que, de acuerdo con las estimaciones de diversas organizaciones, se espera que unos 36 millones de mujeres se sumen al paro nacional #UnDíaSinNosotras, con el que se pretende mostrar el hartazgo por la violencia ejercida en contra de la mujer –en cualquiera de sus expresiones o manifestaciones, por supuesto la feminicida-, sí, pero al mismo tiempo para visibilizar la importancia y el peso específico de ellas en todas las sociedades y países.
Con todo y que hay mentes enfermizas que quieren desestabilizar por cualquier medio al movimiento de ‘el nueve nadie se mueve’, éste ha venido creciendo de manera insospechada en las últimas semanas, atizado acaso por la indiferencia y el desprecio oficial surgido de las más altas esferas en nuestro país.
Dueños de la calle como se sienten quienes durante casi un par de décadas usufructuaron ese espacio para alcanzar su meta de llegar al gobierno, desde la autoproclamada 4T se desgañitan queriendo convencer a la gente de que son los conservadores, la derecha, los fifís, los que están detrás del movimiento feminista.
Pero como ‘dueños de la calle’, ellos saben perfectamente que para que un movimiento crezca de tal manera como lo ha hecho #UnDíaSinNosotras, éste se tiene qué gestar desde la sociedad. En el mundo actual, ningún partido, gobierno, tendencia política o religiosa, es capaz de generar un movimiento de esta magnitud, y de hecho como ha sido en los últimos años a nivel mundial, los grandes movimientos tienen que venir de la sociedad, es la sociedad la única con la capacidad de generar los grandes cambios.
Desde el primer instante cuando empezó a crecer el descontento por algunos de los feminicidios más recientes –cuando ocurrió el de Ingrid-, y el Presidente se molestó porque le estaban distrayendo la atención del ‘respetable’ de su rifa del avión; cuando le preguntan las acciones de su gobierno en el tema de la violencia contra la mujer y él contesta que se atiende el problema de manera global, y resta importancia al tema de las mujeres; y ahora al anunciar el inicio de la venta de sus ‘cachitos’ justo el día del paro nacional, han sido el combustible que ha hecho crecer la hoguera de la indignación de las mujeres.
Y todo parece indicar que ni su indiferencia, ni su venta de cachitos, ni nada –que son otras formas de ejercer violencia contra ellas-, podrán frenar que ejerzan el derecho que tienen a mostrar su indignación y su fuerza.
@JulianParraIba