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Desgaste innecesario

10 de Julio 2018

A LA BÁSCULA

Julián Parra Ibarra

Casi desde el instante mismo en el que el Instituto Nacional Electoral (INE) reveló las tendencias el mismo día de la elección presidencial, el virtual presidente de México –el estatus de Presidente Electo lo adquirirá una vez que el Tribunal valide la elección y le sea expedida su constancia de mayoría, lo cual deberá ocurrir muy pronto-, Andrés Manuel López Obrador ha tenido una intensa actividad que pocas veces se le ha visto a un presidente en nuestro país, en la semana siguiente de la elección.

Quizá sabedor de la esperanza que su triunfo despertó en un segmento importante de la sociedad, de la enorme responsabilidad que tendrá al frente de un país que en aspectos importantes como la seguridad y la relación con su principal vecino y socio comercial deberá enfrentar, es que no ha querido desperdiciar un solo minuto, tratando de ir planchando fino para cuando llegue el momento de asumir como Presidente de la República.

A unas cuantas horas de su victoria en las urnas inició una aparente interminable tanda de reuniones, con el presidente Peña Nieto en Los Pinos, con integrantes del Consejo Mexicano de Negocios –quienes a través de un video le tienden la mano para llevar la ‘fiesta en paz’ a lo largo de su sexenio-, incontables con su equipo de transición, asesores y posibles futuros integrantes de su Gabinete.

Ciertamente para obtener resultados diferentes, hay que hacer cosas diferentes, pero ¿será absolutamente necesario que el próximo Presidente ponga sobre la mesa y exhiba sus cartas, tan abiertamente y tan temprano? ¿Será necesario entrar en un proceso de desgaste de manera tan temprana como lo está haciendo por la exposición de sus ideas en las formas en que piensa gobernar, y en los nombres que baraja para cada una de las secretarías y dependencias de su gobierno?

De pronto pareciera que se corren riesgos innecesarios de un golpeteo y desgaste que, así como se han empezado a manifestar, se mantendrán constantes de aquí al 1 de diciembre en que tomará posesión. Sobre todo, considerando también que hay igualmente un importante segmento de la población que no comulga con sus ideas, y que no le ha hecho feliz la idea de que López Obrador sea el próximo Presidente de México.

Ojalá que los riesgos estén bien calculados por Andrés Manuel y su equipo de asesores y colaboradores, para evitar que llegue a su toma de posesión con un desgaste por la exposición mediática que tiene, y que pareciera que es innecesario. En fin.

@JulianParraIba

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