El debate de ayer dejó en el aire la parte más vulnerable del proyecto político de Andrés Manuel López Obrador: la inviabilidad práctica de su populismo caudillista.
Si bien la Revolución Mexicana fue populista (tesis de Arnaldo Córdova), aquí se han vivido cuando menos cinco populismos: Obregón-Elías Calles, Cárdenas, PRI 1946-1970, EcheverríaLópez Portillo y el populismo neoliberal de Salinas.
La parte más fácil del populismo es la venta de ilusiones; la más difícil: construir un régimen social sin contar con una estructura económica, social, política y de fuerza. Todo populismo es coyuntural porque conduce a una crisis derivada de que este régimen es caudillista, de un solo hombre: Cárdenas, Goulart, Perón, entre otros.
El modelo político de López Obrador es típicamente populista por razones a la vista:
–Depende sólo del caudillismo de López Obrador.
–Carece de una base política sólida.
Morena es una Babel de corrientes y personalidades que no podrá operar como el PRI que controlaba las relaciones sociales de producción.
–El populismo priista fue de partido, no de caudillos. Por eso duró. Cuando el populismo priista fue personalizado, su colapso fue inevitable.
–El populismo es un capitalismo disfrazado de socialismo sin lucha de clases: capitalismo monopolista de Estado. Al no modificar el modo de producción o la relación proletariosburguesía, los beneficiarios son los grupos de la burguesía productiva: los empresarios que concentran el ingreso.
–Los populismos sólo buscan encumbrar al caudillo, no construir un régimen de igualdad social. Y no hay camino más corto para lograrlo –sobre todo en modelos republicanos sin reelección presidencial– que garantizar lealtades con programas asistencialistas de dinero regalado y no productivo.
–El origen de toda crisis del populismo es el ingreso presupuestal para financiar el gasto social. Pero López Obrador ya se peleó por adelantado con los empresarios e inversionistas extranjeros que congelarán inversiones por la crisis del aeropuerto.
–El ingreso fiscal no alcanza para impulsar el gasto social inmenso en una sociedad empobrecida, sobre todo porque los populistas no se atreven a subir la carga fiscal a los ricos. Entonces todos los populistas acuden a la fabricación de dinero –la crisis actual de Venezuela–: el aumento artificial de circulante sube la inflación, ésta impulsa la devaluación y los populismos se hunden en este círculo vicioso de crisis financiera.
–Al no responder en lo inmediato con mejor calidad de vida, las presiones sociales se convierten en crisis de expectativas.
–El Estado populista no puede suplir al sector privado productivo, pero al confrontarse con los empresarios la dotación empresarial de bienes y servicios disminuye, como en México 1973-1976, y hoy en Venezuela.
De ganar las elecciones presidenciales, López Obrador carecerá de fuerza política e institucional para evitar una crisis en su proyecto populista de gobierno. Su principal error fue atacar a los empresarios por el aeropuerto, porque el Estado populista es inviable sin inversión privada, pero ésta no llega para fortalecer populismos que la degradan.
Política para dummies: La política es de los políticos, no de los improvisados.
Si yo fuera Maquiavelo: “Depende del buen o mal uso que se hace de la crueldad. Llamaría bien empleadas a las crueldades cuando se aplican una sola vez (cuando) se trata de que se vuelvan del todo beneficiosas posible para sus súbditos”.