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Convicciones

Rubén Aguilar Valenzuela. Foto: Especial

Rubén Aguilar Valenzuela. Foto: Especial

30 de Julio 2024

Cartas de Javier Campos y Pedro Arrupe

Rubén Aguilar Valenzuela

 

En el segundo aniversario del asesinato de los padres jesuitas Javier Campos y Joaquín Mora, el 20 de junio de 2022 en Cerocahui, Chihuahua, en la Sierra Tarahumara, la Provincia de la Compañía de Jesús en México dio a conocer algunas cartas del padre Campos (1943-2022).

 

Están relacionadas con su solicitud de ser enviado a la Misión de la Tarahumara. Dos son de él, una es respuesta del padre general, Pedro Arrupe (Bilbao, 1907-Roma, 1991) a su solicitud, y otra del padre provincial. Esta correspondencia es testimonio directo de lo que ellos fueron.

 

– El 3 de diciembre de 1966, Javier, entonces estudiante de filosofía, le escribe al padre Arrupe:

 

“Después de haber esperado siete años y medio, le escribo lleno de consolación esta carta. Desde antes de entrar en la compañía me gustaba el trabajo en las misiones de Japón y de África. Con mi entrada al noviciado conocí la misión de la Tarahumara, durante el cual tiempo y el del juniorado fue viendo que Dios me quería más para la Tarahumara, dada la manera de ser que me dio”.

 

Creo que él me quiere para las misiones, porque desde chico he sentido la afición; porque creo que en ese ambiente de un poco más de renuncias puedo agradar lo más a él y despegarme de ciertos lazos sociales que me impedirían una entrega más sincera a Cristo. Esto lo veo más confirmado por ciertas cualidades, como son el no haberme enfermado nunca dentro de la orden, resistencia para caminar, aguante del estómago, aguante para vivir aislado…, todo lo cual me ayudaría a sobrellevar los sacrificios que la misión me imponga.

 

Además la confirmación de todos mis superiores: provinciales, rectores y aún de los espirituales. Además algunas misiones que hemos hecho durante algunas vacaciones y semanas santas. Por eso hoy le pido, siempre que usted no tenga inconveniente, me conceda la misión de la tarahumara A.M.D.G. Apenas terminé mi tercero de filosofía en septiembre de 1967.

 

Lo único que pretendo con esto es entregarme por donde creo sinceramente que él me quiere. Esto no quita que, usted que ve todo de más alto y por lo tanto con una visión más objetiva de las necesidades del mundo, me pueda enviar a cualquier parte del mundo en donde vea mayor necesidad. Así que estoy completamente deseoso de lo que usted disponga en nombre de nuestro Sumo Capitán. Su afectísimo siervo en Cristo que lo encomienda y le pide sus oraciones y bendición”.

 

– El 24 de diciembre de 1966, el padre Arrupe le contesta:

 

“Respondo a su carta del 3 de diciembre, por la que me pide ser destinado a la Misión de Tarahumara, para la que ha sentido usted especial vocación desde el Noviciado, vocación que se ha ido confirmando cada vez más a lo largo de su formación.

 

En atención a sus razones, me ha parecido bien que se preparen los informes ad missiones exteras, y así se lo he comunicado a su P. Provincial, para que provea. Una vez que sean recibidos, se examinarán, y visto el parecer de mis consultores, decidiré lo que parezca del mayor servicio divino.

 

Le agradezco sinceramente su generosidad y disponibilidad para ir a cualquier parte del mundo. Prosiga durante este curso preparándose espiritualmente con la ayuda de Dios para que si ésta es su vocación pueda ser mañana un gran misionero”.

 

– El 26 de enero de 1967 el padre Ignacio Rentería, Provincial de la Provincia Norte de la Compañía de Jesús en México escriba a Javier:

 

“Estas líneas te llevan una cordial felicitación, pues hace unos días recibí carta del padre general de la que te transcribo estas líneas: “por lo tanto, apruebo la destinación del joven escolar Campos a la misión de la tarahumara. Le ruego tenga a bien comunicarle esta mi decisión. Quiera el señor bendecir este sacrificio de la provincia con selectas y abundantes vocaciones. Así pues, estás destinado a la misión, pero tienes que rogar mucho porque esas buenas vocaciones vengan a llenar los puestos en la provincia que tanto se necesitan. Saludos cordiales a todos y perdona la brevedad”.

 

– En febrero de 1967, Javier escribe al padre Arrupe:

 

“Ayer recibí carta del padre provincial (…) Aún no acabo de creer el regalo tan grande que he recibido, pues usted sabe que me querían también para formador de los nuestros, oficio que desempeñaría también con gusto. Ahora no cabe duda, y puedo gozarme en ello, que Dios me quiere para la Misión. Así que a prepararme bien. Varias veces me he acordado de usted en su situación antes de que lo dedicaran y destinaran al Japón y me he dicho: El ya sabe lo que es esperar destino para las misiones tras espera de largos años para que el señor se defina. Hasta que por fin lo hizo.

 

Parece que el Señor se decidió a elegirme por este lado y ha recibido mi ofrenda: el holocausto de mi vida. Así que ahora a aprender bien el Rarámuri durante el magisterio. Quizá pronto empiece a volar en avioneta, pues algunos amigos de mi hermano me han ofrecido facilidades, además de que el P. Llaguno quiere que le ayude algo en esto para mayor efectividad en el apostolado con las almas. Ahora sé que nuestro Sumo Capitán está conmigo, con absoluta certeza, y yo con Él, y para eso está empeñada mi vida, para la obra de Él, y por lo tanto nuestra. Por lo cual su gracia me bastará. ¡A hacerme digno!”.

 

@RubenAguilar