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12 de junio de 2025
Opinión

Con-ciencia y sin corbata

Con-ciencia y sin corbata
  • junio 11, 2025

¿Lideras como Lamine o como Cristiano?

Emiliano Calvert

Hace unas semanas escribí sobre el cambio generacional en las empresas. Como era de esperarse, el artículo generó conversación, chistes, algunas pedradas disfrazadas de retroalimentación, y opiniones divididas. Justo lo que buscaba: entender cómo los “nuevos ejecutivos” (con ansiedad funcional, dominio de Notion y fe en que el multitasking funciona) y los “ejecutivos tradicionales” (con décadas de cancha, libretas físicas y sabiduría ganada a punta de errores) pueden convivir, colaborar… y hasta ganar juntos.

Y como los grandes temas de la vida se entienden mejor con fútbol que con PDFs, este fin de semana me topé con una metáfora perfecta: la final de la Nations League entre Portugal y España. Un duelo entre generaciones. De un lado, Lamine Yamal, prodigio español de apenas 17 años, con más talento que bigote y toda una selección respaldando su hype. Del otro, Cristiano Ronaldo, 40 años, cabello intacto, físico de videojuego, y ese espíritu competitivo que parece no envejecer nunca.

Y pasó lo que no todos esperaban: Lamine brilló, pero no fue suficiente. Cristiano, con menos velocidad, pero más inteligencia, supo leer el partido, calmar a los suyos, y aparecer justo cuando hacía falta. Resultado: Portugal ganó.

 

De la cancha al coworking

No pude evitar pensar en la oficina. En los equipos donde el joven recién llegado quiere demostrarlo todo en la primera junta, y el veterano que ya vio este problema hace 8 años, solo observa con calma. Porque una cosa es ser parte de esta nueva generación que empieza a abrirse paso. Y otra muy distinta es intentar minimizar o ignorar los kilómetros recorridos por los que ya estaban antes.

¿Tienes un “Cristiano” en tu equipo?
Ese que no siempre lidera desde el micrófono, pero sí desde la compostura.
Ese que sabe cuándo hablar… y cuándo no alterar el ritmo.
Ese que no te da un masterclass en Canva, pero te salva del caos con una sola frase:
“Tranquilo, esto ya lo vivimos en 2017. Hay forma.”

 

Experiencia no es lentitud, es enfoque

Vivimos una época donde se premia lo nuevo, lo rápido, lo disruptivo. Y no está mal. Pero en el intento de actualizar todo, a veces corremos el riesgo de menospreciar la experiencia como si fuera obsolescencia.

Sí, los jóvenes traen ideas frescas, herramientas digitales y menos miedo al cambio.
Pero también, a veces, más ansiedad, menos paciencia, y una falsa urgencia por demostrar que ya deberían estar liderando.

Del otro lado, los veteranos tienen contexto, intuición, y una especie de brújula silenciosa que les dice cuándo algo huele raro… aunque el Excel diga que todo va bien.
No se trata de competir. Se trata de complementarse.

 

La jugada perfecta es intergeneracional

En el fútbol, el pase perfecto muchas veces viene de alguien que ya no corre igual, pero sabe dónde estará el otro antes de que él mismo lo sepa.
En la empresa, pasa lo mismo. Los mejores equipos no se dividen por edad, sino que se alinean por intención.

El joven pone la energía, la curiosidad, las herramientas nuevas.
El veterano pone la estabilidad emocional, la visión de largo plazo, y la experiencia para no prenderle fuego al Excel solo porque algo no carga.

Ambos son valiosos. Pero lo son más cuando juegan del mismo lado.

 

En fin…

Lamine no es menos por no haber ganado. Está en su proceso. Y tiene todo para llegar.
Cristiano no es eterno, pero dejó claro que los años cuando se entrenan no son carga, son ventaja.

Y en las organizaciones pasa igual.

Los jóvenes deben levantar la mano, sí.
Pero también levantar la mirada, para entender qué camino ya fue recorrido.
Y los veteranos deben escuchar, claro.
Pero también recordar que su experiencia aún es necesaria… si saben cuándo sacarla a jugar.

Porque los mejores equipos no ganan por talento joven, ni por experiencia acumulada.
Ganan cuando uno corre, el otro dirige… y ambos se pasan el balón sin miedo ni ego.