Banner

El medio que cubre todo Coahuila

10 de agosto de 2025
Opinión

Con-ciencia y sin corbata

Con-ciencia y sin corbata
  • agosto 8, 2025

Cuentas claras, metas largas
Emiliano Calvert

Esta semana tuve dos actividades que me hicieron cortocircuito: por un lado, mi Plan de Vida (sí, ese documento donde me pongo serio y escribo “ahora sí, gimnasio 5/7 y menos tortillas”), y por el otro, el Presupuesto 2025 en la oficina esa criatura de Excel que cada mes revisamos como si fuera un Tamagotchi: si no lo alimentas, se muere… y si lo alimentas de más, también.

Mi plan personal lo trabajo en 3 ventanas: 90, 180 y 360 días. Le pongo categorías para no engañarme: Familia, Amigos, Trabajo, Académico, Físico, Espiritualidad y Hobbies. Está padre porque me da norte. También es doloroso porque te dice en la cara dónde vas bien y dónde te estás haciendo tonto (hola, dieta y gym, no los veía desde… hace dias.)

En paralelo, en la chamba revisamos ingresos, egresos, inversiones y avances por proyecto. Lo hacemos mes a mes. Y aquí empezó la epifanía: mi plan de vida y el presupuesto se parecen más de lo que me gustaría admitir. Ambos te dicen dónde estás, qué querías lograr y sorpresa… qué no está pasando (aunque jures que sí).

Ahora, lo importante no es si planeas, sino cómo planeas. Y aquí va la carnita:

 

1) La trampa mental que nos juega chueco (a todos)

Hay un sesgo cognitivo que explica por qué juraste que “en tres meses ya estás en forma” y por qué ese proyecto “salía en abril”: la mentira de la planificación. Básicamente, subestimamos tiempo, esfuerzo y costos… con un optimismo que ni tu tía en Año Nuevo. Los psicólogos Kahneman y Tversky la documentaron desde los 70s: creemos que las cosas van a salir más rápido y barato de lo que realmente salen. Y no, no aprendes a la primera. (Dato nerd, pero útil.)

Traducción a la vida real: si tu plan de 90 días parece pelicula de Hollywood…montaje, música inspiradora y tú despertando a las 5am feliz checalo de nuevo. Estás planificando como si no existieran imprevistos, tráfico, gripa o el primo que se casa en sábado.

 

2) Objetivos son rumbo; sistemas son motor

Otra idea que me ha funcionado: objetivos sí, pero sistemas primero. Poner “bajar 8 kg” es objetivo; crear un sistema de hábitos sostenibles (horario fijo, rutina simple, registro honesto) es lo que mueve la aguja cuando se acaba la motivación. Como diría James Clear: los objetivos marcan dirección; los sistemas generan progreso.

Aplicado al trabajo: decir “+20% ventas” es dirección; instalar un CRM decente, rituales de seguimiento semanal y un tablero de datos claro es sistema.

 

3) Del plan rígido al pronóstico rodante

En finanzas hay una discusión sabrosa: presupuesto anual vs rolling forecast (pronóstico rodante). El presupuesto tradicional es como esa promesa de enero; muy solemne… y en marzo ya se hizo vieja. El rolling forecast, en cambio, se actualiza periódicamente con datos frescos y te permite ajustar el timón sin drama. CFOs que lo usan acostumbran estar más satisfechos con su proceso de planeación porque refleja la realidad y no la fantasía de diciembre.

Bajada práctica: así como reviso mi plan personal cada 90/180/360 días, en la empresa el presupuesto vive mejor si lo “hacemos rodar”: actualizamos supuestos y reaccionamos antes, no después.

 

4) OKR y revisiones: cadencia mata ansiedad

Para no convertir el plan en un “deseo con formato”, ayuda elegir una cadencia: trimestral para objetivos (OKR) y semanal para hábitos/sistemas. Las mejores prácticas sugieren ciclos trimestrales para objetivos y revisiones frecuentes para medir si los Key Results van o no van. De hecho, así lo popularizaron en Silicon Valley (sí, Google entre ellos).

Truco sano: en lo personal, tu “OKR” puede ser: O: Mejorar mi salud; KR: 150 min de cardio/semana; KR: 2 chequeos médicos en el año; KR: sueño promedio ≥ 7 h. Cada semana te das “semáforo”: verde/amarillo/rojo. Sin percepciones. Con datos.

 

5) Plan ≠ Estrategia (y por eso muchos planes no sirven)

Otra confusión común: confundimos plan con estrategia. Un plan es una lista de acciones; la estrategia es dónde y cómo vas a ganar (en tu vida o en tu mercado). Por eso, llenar celdas no te hace estratégico; te hace organizado. HBR lleva años recordándolo: la estrategia implica elecciones, renuncias y asignación intencional de recursos; el plan es la logística para ejecutar esas decisiones. Si tu “estrategia” es un documento de 60 iniciativas sin prioridades, no es estrategia: es ansiedad en viñetas.

 

6) En tiempos inciertos, adaptabilidad > el final

Intentar predecirlo todo es tentar al caos. Más efectivo: construir capacidad de adaptación equipos que se integran  rápido, decisiones basadas en datos y aprendizaje continuo. Las empresas que apuestan por adaptabilidad (no por adivinar el trimestre perfecto) resisten mejor la turbulencia. También tu plan personal: en lugar de obsesionarte con “cómo se verá diciembre”, pregúntate “¿qué microajuste hago esta semana?”.

 

Mi minimarco para no autosabotearme (ni en la vida ni en el Excel)

  1. Define 3 apuestas estratégicas (no 17): en vida y negocio.
  2. Baja a sistemas: hábitos, rituales y herramientas que sostienen la meta. (Ej.: calendario + checklists diarios, semanales).
  3. Cadencia clara: revisiones semanales (hábitos), mensuales (tablero), trimestrales (OKR/ajuste de supuestos).
  4. Pronóstico rodante: en la empresa y en lo personal (sí, tu “presupuesto de energía/tiempo” también se ajusta).
  5. Antídoto a la mentira: agrega colchón de tiempo/costo a todo (mínimo +25%) y asume imprevistos.
  6. Estrategia antes que plan: elige qué no harás este trimestre. (Tu calendario es un estado de resultados de atención.)

 

En fin…

Mi plan de vida me recuerda quién quiero ser; el presupuesto me dice qué puedo pagar para lograrlo. Uno empuja el propósito; el otro, la disciplina. Y los dos se caen si no acepto algo básico: la realidad cambia. Por eso reviso, ajusto y vuelvo a salir a la cancha. Menos poesía de Año Nuevo, más sistemas con cadencia. Menos “este será mi año”, más “esta será mi semana”.

Si en 90 días no eres otra persona, al menos que seas una versión mejorada. Y si tu presupuesto no se cumplió “exacto”, mínimo que se haya corregido a tiempo. Planear no es adivinar: es aprender y ajustar. Lo demás es deseo con formato .xlsx.