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6 de junio de 2025
Opinión

Con-ciencia y sin corbata

Con-ciencia y sin corbata
  • junio 5, 2025

Crónicas de una crisis anunciada (y otras que llegaron sin invitación)

Emiliano Calvert

Crisis empresariales y personales: el mismo drama, diferente presupuesto

Dicen que “de las crisis se aprende”, pero lo dicen siempre después, nunca durante.

Durante una crisis solo hay caos, WhatsApps contradictorios, juntas de emergencia y esa mirada perdida del jefe que te hace pensar que todo está bajo control… aunque esté googleando “cómo manejar una crisis sin renunciar”.

Pero si algo he entendido con el tiempo es que las crisis en lo personal y en lo organizacional son un espejo sin filtros, que te muestra lo que eres, lo que fingías ser y lo que definitivamente estabas ignorando.

Externas vs internas: las crisis se parecen a las crudas

Hay crisis que llegan de afuera como un balde de agua helada: un temblor, un escándalo, una nueva tecnología que hace obsoleta tu chamba (hola, ChatGPT ), o un cliente que se va sin avisar.

Y hay otras que las cocinas tú mismo: cuando la comunicación en el equipo es tan buena como el WiFi del baño; cuando RH ignora los focos rojos que ya parecen rave; o cuando todos saben que hay un problema… pero nadie quiere ser el aguafiestas que lo diga.

En resumen: unas se sienten como accidentes. Otras, como decisiones mal cuidadas disfrazadas de rutina.

¿Y ahora quién podrá salvarnos?

No, no es el Chapulín Colorado.
Es tu cultura organizacional (si es que existe).
Es tu líder (si es que no está en LinkedIn buscando otra chamba).
Y eres tú (sí, tú que estás leyendo esto y tienes más responsabilidad de la que te pagan).

El manejo de una crisis NO es seguir un instructivo perfecto.
Es tener claro lo siguiente:

  • La neta de qué pasó (aunque incomode).
  • Quién lo va a decir y cómo (sin que parezca telenovela o comunicado robótico).
  • Qué vamos a cambiar.
  • Y qué vamos a aprender, aunque duela.

Líderes: no son superhéroes, pero sí pueden aprender a no incendiar más

Un líder en crisis tiene que hacer malabares con tres bolas encendidas:
comunicar, decidir, y contenerse emocionalmente y a su gente. Y no lo va a hacer perfecto.
Pero si lo hace con verdad, aunque la riegue en el camino, el equipo se lo compra.

El peor tipo de jefe en crisis no es el que comete errores.
Es el que finge que no pasa nada o desaparece “porque está muy ocupado”.

Spoiler: No hay nada más visible que un jefe ausente.

¿Y qué hay de las crisis personales?

Bueno… esas también aplican.

Cuando estás a un correo de renunciar, cuando ves tu nómina y haces el clásico “no me alcanza ni para terapia”, o cuando te preguntas si estás donde deberías… eso también es una crisis.

Y adivina qué:
Los mismos principios aplican.

  • Reconoce que hay un problema.
  • Pide ayuda si no sabes por dónde.
  • No tomes decisiones en caliente (ni con hambre).
  • Y cuando pase la tormenta, hazte responsable de lo que aprendiste.

Crisis ≠ final

Crisis = reinicio con más colmillo

Las organizaciones que sobreviven una buena crisis no solo se recuperan.
A veces reconstruyen mejor.
A veces sacan lo tóxico.
A veces encuentran el verdadero propósito que andaban maquillando con frases de cultura en la recepción.

Y sí, también a veces terminan como Blockbuster… pero bueno, eso también es un aprendizaje (para los demás).

En fin…

Las crisis no vienen con advertencia, ni con tiempos razonables.
Pero sí vienen con una gran oportunidad: mostrar quién eres cuando nadie más sabe qué hacer.

Y eso aplica para las empresas…
y también para ti, querido godín en crisis existencial.