Con-ciencia y sin corbata
Remontada
Emiliano Calvert
Hay una verdad incómoda que nadie quiere decir en voz alta, pero todos sospechamos: 2025 arrancó como ese amigo que llega tarde, sin avisar, y todavía pregunta si hay cena.
Y tú ahí estás, tratando de mantener la compostura mientras el año ya te aventó inflación, recortes, juntas que pudieron ser correos y uno que otro microinfarto emocional.
Pero no te preocupes: no estás solo. Estamos todos igual de confundidos, solo que algunos lo disimulan mejor con un café de 70 pesos y un “todo bien, todo tranqui”… cuando claramente no está tranqui.
La realidad es esta: nos vendieron que 2025 iba a ser “el año del enfoque”, pero parece más bien la secuela pirata de 2024.
Y aun así, te voy a decir algo que suena contradictorio pero te va a hacer sentido: 2025 es un gran año para los que están listos para dejar de improvisar y empezar a decidir.
Porque la improvisación ya no da para más.
El país está raro, las empresas están raras, las parejas están raras, y tú… bueno, tú también andas raro pero funcional, como todos.
Así que aquí va tu manual práctico —y brutalmente honesto— para sobrevivir, crecer y no hacer el oso en el intento:
1. Deja de pedir permiso para avanzar… pero tampoco seas un cavernícola corporativo.
El mantra de “pide perdón, no permiso” ya está más quemado que el café del Oxxo.
La mitad lo usa para innovar; la otra mitad, para justificar decisiones que parecen tomadas después de tres tequilas.
Innovar no es brincar reglas:
es entenderlas tan bien que encuentras cómo doblarlas sin romperlas.
Si vas a hacer cosas grandes este año, que no sea desde la rebeldía infantil, sino desde la intención adulta.
2. Tu problema no es falta de tiempo, es exceso de distracciones.
Y sí, incluye al bendito algoritmo que ahora te conoce mejor que tu mamá.
Ya sabe que a las 11:37 pm tú no quieres motivación; quieres drama, comida y el perfil de tu ex.
En vez de pelearte con él, entiéndelo:
el algoritmo no te arruina la vida… solo te cobra intereses por tu falta de enfoque.
Administra tu atención como si fuera dinero:
gástala donde sí da retorno.
3. La Gen Z está más despierta que los adultos, y eso dice mucho.
Mientras medio país anda viendo cómo “no meterse en broncas”, los morros marchan, opinan, participan y actúan.
Hace semanas justo escribía de la marcha en Nepal.
Hoy la energía es la misma: no es moda, es un llamado a dejar de ser espectadores.
Y no se trata de salir con una pancarta no todos tienen esa vocación,
sino de involucrarte, proponer, participar, aportar.
La sociedad no se arregla sola.
Los países tampoco.
Las empresas mucho menos.
4. El año 2025 no quiere tu perfección; quiere tu consistencia.
Lo perfecto ya caducó.
Nadie confía en lo impecable: confía en lo constante.
Sube un proyecto sin pulir, pero súbelo.
Mejora algo pequeño cada semana.
Deja de prometer y empieza a entregar.
Haz que la disciplina sea tu verdadero súperpoder.
Porque mientras otros quieren “un año diferente”, tú puedes hacer algo más serio:
convertirte en alguien diferente.
5. Y última: deja de sobrevivir. Ya toca vivir.
Este año no se trata de apagar incendios, se trata de aprender a no generarlos tú mismo.
De dejar de correr sin dirección.
De escoger tus batallas y sobre todo
de ganar las que sí importan.
Porque si algo nos enseñó 2024, es que los comebacks existen…
pero no se dan solos.
Y aquí entre nos: este año 2025 huele a remontada.
Sólo falta que tú decidas jugarla.
