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28 de Junio 2018

Monclova, Coahuila / 28 junio 2018

Campañas y torturas

Por: Jesús Medina

 

En la historia política del Coahuila contemporáneo se han dado fuertes hechos de violencia derivados de las campañas políticas, pero jamás se había llegado a la muerte como objetivo para acabar con los propósitos de los contrincantes.

Quizás esto se deba a que antes el pleito era entre militantes de partidos rivales y los enfrentamientos llegaban a los golpes, pero jamás trastocaban lo más sagrado que Dios le da al ser humano que es la vida.

La noche del miércoles el Fiscal General de Coahuila, Gerardo Márquez Guevara, daba a conocer la caída del primer implicado en el crimen cometido contra Fernando Purón Johnston y aclaraba que el móvil no estaba definido.

No sabemos si Fernando Purón tuviera rivalidad política con los hermanos Arámbula Viveros o éstos servían a un político rival del ex alcalde de Piedras Negras.

Jamás habrá justificación alguna para arrebatar una vida…

Pero nunca en la historia de Coahuila se llegaba a la muerte, la violencia era extrema y la justificaban señalando que era en aras de la democracia.

Volvemos a poner la Región Centro de ejemplo en aquellas contiendas del siglo pasado, la democracia bajó del Norte y entró por Coahuila. En Piedras Negras se incendió allá a inicios de los 80´s del siglo pasado el edificio de la Presidencia Municipal, algunos negocios y todo era en esa rivalidad del PRI y del PAN, quien intentaba hacer llegar a la Presidencia Municipal a un médico de apellido COBOS BORREGO y de nombre Eleazar.

Golpes, daños, bloqueos, pero nunca quitar vidas…

Los pleitos eran a morir, pero en sentido figurado.

Era Piedras Negras, bastión del PRI en aquel entonces, pero la gente despertaba a las tendencias favorables al partido de la Patria Ordenada y Generosa, ya habían visto a Monclova.

Los panistas contra los priistas, llegaban y los sacaban de donde estaban operando, se daban con todo, la violencia era tal, que ya los grupos antagónicos traían gente armada. Don José García Barrera, a quien lo designaría Salvador Martínez Cantú como jefe de la policía en caso que el triunfo favoreciera al PRI, traía una metralla M-1 para proteger a los del tricolor.

Llega la turba de panistas a un restaurante de Pape al Norte y los echan en corrida, era Rosendo Burciaga y su gente, al de la metralleta lo desarmaron y aumentaban los panistas su arsenal, era el año de 1984.

Los panistas dominaban y tenían un arma más…

Esto en noviembre de 1984, peleaban en postelectoral.

Llegaría diciembre y los panistas querían eliminar al enemigo, pero pasó diciembre, llegó 1985 y los pleitos seguían, la metralleta aparecía ya en manos de los panistas.

Era con lo que llegaban e imponían la ley, nunca la disparaban.

Todo iba a la perfección, se seguía “luchando por la democracia”, hasta que en un enfrentamiento con judiciales estatales, los panistas emprenden la huida, se suben a una camioneta para evitar ser detenido, pero al estar ya en la caja de la pick-up, el chofer aceleró a tal modo, que tumbó a los dos, cayeron al suelo y la metralla voló, se quedaba con la autoridad.

Mucha violencia, pero no había muertes.

Hasta la próxima.

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