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26 de octubre de 2025
Opinión

Camino a Valinor

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  • octubre 2, 2025

Octubre: sinónimo de béisbol

José Inocencio Aguirre Willars

¡Hola! Muy buenos días, tardes o noches, dependiendo la hora en que me lean.

Hay meses que parecen escritos para un deporte. Octubre, sin duda, le pertenece al béisbol. Es el mes en que cada pitcheo es un drama, cada batazo puede ser histórico y cada error se convierte en un lastre imborrable. Desde Saltillo hasta Seattle, este mes nos recuerda que el diamante no entiende de presupuestos, sino de nervios de acero y sangre fría.

La mesa ya está puesta para la postemporada: en la Liga Americana, Toronto y Seattle se ganaron el derecho de descansar y esperar rival, mientras Cleveland, Detroit, Yankees y Boston deberán pelearse la vida en la ronda de comodines. En la Nacional, Milwaukee y Philadelphia se llevaron el pase directo al siguiente round, y dejaron a Dodgers, Rojos, Cachorros y Padres enfrentarse en series a matar o morir.

Hay historias que llaman la atención. La primera: los Bravos, Mets y Astros, esos gigantes que parecían instalados de manera permanente en octubre, se quedaron fuera. La segunda: los Yankees ya no cuentan con Juan Soto, que se marchó a los Mets, dejando a la franquicia más mediática del béisbol sin la figura que pintaba para ser su ancla ofensiva. Y la tercera: el clásico eterno entre Yankees y Red Sox revive, porque si hay algo que nunca pierde chispa es la rivalidad entre Nueva York y Boston.

Pero más allá de los nombres y las estadísticas, lo que realmente enciende estas semanas son las narrativas. Los Cerveceros llegan como el equipo más sólido, con el mejor récord y una consistencia envidiable. No tienen tanto glamour como Dodgers o Yankees, pero lo suyo es la disciplina, la paciencia y esa sensación de que no necesitan reflectores para ser letales. Philadelphia, por su parte, es quizá el equipo más completo: talento de sobra, experiencia de sobra y un clubhouse acostumbrado a sobrevivir en escenarios hostiles.

Y luego están mis Dodgers. Siempre favoritos, siempre rodeados de estrellas, siempre con la presión encima. Tienen a Ohtani, a Betts y a un roster que cualquiera envidiaría… pero también tienen esa sombra que les recuerda que en octubre la nómina no batea con corredor en segunda, ni el presupuesto te saca de apuros en la octava entrada. Los Dodgers llegan con todo para ganar, pero con la obligación de no quedarse cortos.

Seattle, por su parte, juega con la ilusión de toda una región que sueña con un campeonato que nunca ha llegado. Toronto quiere demostrar que su proyecto de jóvenes ya maduró y puede dar el golpe. Y en medio de todo, equipos como Detroit o Cincinnati saben que en octubre no hay imposibles: basta un rally, un jonrón o una joya de pitcheo para dar la sorpresa.

Si me guío por la lógica, por los números y por la regularidad de la temporada, tendría que decir que Milwaukee y Philadelphia son los favoritos. Los Cerveceros son un equipo que parece construido para resistir octubre. Pero el béisbol, como la vida, no siempre se rige por la razón. Y ahí entra el corazón. El mío me dice que serán los Dodgers los que levanten el trofeo. No es una apuesta fría, es más bien una confesión: sigo a este equipo, sufro con él, y aunque sé que más de una vez han quedado a deber, la esperanza nunca muere. En el béisbol, como en la vida, hay lealtades que no se negocian.

Octubre no perdona. Aquí no ganan los cheques, ganan los que tienen temple. Y mientras esperamos que la pelota ruede y los héroes inesperados aparezcan, nos queda disfrutar ese espectáculo único que es la Serie Mundial.

Saludos a todas y a todos y por aquí nos vemos la próxima semana.