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13 de junio de 2025
Opinión

Camino a Valinor

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  • junio 12, 2025

¿Cuándo es el día del padre?

José Inocencio Aguirre Willars

¡Hola! Muy buenos días, tardes o noches, dependiendo la hora en que me lean.

El Día del Padre en México tiene algo de peculiar: no tiene un día fijo. Se celebra cada tercer domingo de junio, y aunque eso ofrece cierta comodidad logística —porque siempre cae en fin de semana—, también deja claro un mensaje involuntario: celebrar al padre es importante… pero no tanto como para asignarle una fecha precisa. Mientras el Día de la Madre, el 10 de mayo, es inamovible y sagrado, el de los papás parece decir: “ahí lo acomodamos donde se pueda”. ¿No hay partido de fútbol ese día? Perfecto, ahí nos aventamos el festejo.

El origen de esta celebración nos remonta a Estados Unidos, en 1910, cuando una mujer llamada Sonora Smart Dodd quiso rendir homenaje a su padre, un veterano de guerra que crió solo a sus seis hijos. Inspirada en el ya existente Día de la Madre, propuso instaurar una fecha para reconocer la labor paterna. La idea tomó fuerza y se fue adoptando poco a poco en otros países. En México, fue hasta la década de 1950 que empezamos a celebrarlo con regularidad, y desde entonces ha evolucionado entre desayunos en casa, corbatas de regalo y mensajes de WhatsApp que llegan… si bien le va al papá.

Pero más allá de la fecha y de los rituales modernos, lo esencial permanece: el reconocimiento a una figura que, aunque a menudo en silencio, deja huella profunda. El padre que acompaña, que enseña, que guía sin imponer. El que cambia pañales con torpeza pero con ternura, el que asiste a los partidos deportivos, el que trabaja incansablemente no solo por llevar pan a la mesa, sino valores al corazón.

En una sociedad que exige cada vez más empatía, respeto y responsabilidad, la figura paterna —bien entendida— es pieza clave. No como un rol autoritario ni distante, sino como un referente emocional, como el hombre que educa con el ejemplo, que cuida sin poseer, que abraza sin condiciones.

Hoy más que nunca necesitamos padres presentes. Papás que se involucren, que se equivoquen y aprendan, que abracen sus emociones y las de sus hijos. Porque la paternidad no es una recompensa: es una responsabilidad sagrada. Y cuando se asume con amor y compromiso, se convierte en uno de los pilares más firmes para construir familias fuertes y sociedades más humanas.

Así que, aunque su día cambie cada año, el amor de un buen padre no se mueve. Ahí está, constante, firme, silencioso a veces, pero indispensable siempre.

Feliz Día del Padre, sea el día que sea.

Saludos a todas y a todos y por aquí nos vemos la próxima semana.