Camino a Valinor
¿Nos subimos al trend, o dejamos pasar el tren?
Por: José Inocencio Aguirre Willars
¡Hola! Muy buenos días, tardes o noches, dependiendo la hora en que me lean.
¡Me subí al trend, aquí mi caricatura al estilo Studio Ghibli! Esa frase resultó ser una de las más populares en los últimos días en prácticamente todas las redes sociales. María, mi hija que acaba de cumplir 15 años, y a quien aprovecho para felicitar una vez más, estaba muy molesta con este “trend”, ella es una gran artista, ilustra y dibuja de manera espectacular y me explicaba que considera una falta de respeto para quienes dedican tanto esfuerzo y cariño a este arte que se manosee y replique la esencia de su labor de una manera tan laxa. Lo anterior me puso a reflexionar lo siguiente:
Antes, convertir una fotografía en una ilustración estilizada requería habilidades avanzadas en diseño gráfico y mucho tiempo de trabajo. Ahora, gracias a la IA, cualquier persona puede lograr este efecto con solo unos clics. Esto democratiza el acceso al arte digital y permite que más personas exploren su creatividad sin necesidad de formación profesional.
Esto resulta beneficioso también para los creadores de contenido, diseñadores y publicistas, quienes pueden generar imágenes llamativas sin invertir horas en edición manual.
Por su parte, las empresas de animación, videojuegos y publicidad han comenzado a utilizar la IA para agilizar procesos creativos y experimentar con nuevos estilos visuales. Además, la posibilidad de personalizar imágenes en tiempo real abre oportunidades para la mercadotecnia interactiva y experiencias personalizadas para los usuarios.
Sin embargo, aunque la IA facilita la creación de ilustraciones, también puede generar un exceso de imágenes similares, reduciendo la originalidad y los artistas pueden ver su trabajo devaluado si los consumidores optan por soluciones automatizadas en lugar de obras creadas manualmente.
Muchas herramientas de IA utilizan bases de datos de imágenes existentes para entrenar sus modelos, lo que ha generado preocupaciones sobre la apropiación indebida de obras de artistas sin su consentimiento, como el famoso caso del Studio Ghibli. Además, las ilustraciones generadas suelen ser utilizadas sin atribución, afectando los derechos de autor.
La facilidad para transformar imágenes con IA también puede ser utilizada de manera engañosa. Por ejemplo, modificar fotografías para hacerlas parecer dibujos animados puede dificultar la identificación de imágenes reales y fomentar la desinformación en redes sociales.
El uso de la IA en la transformación de fotos a ilustraciones con estilos animados es un claro ejemplo del impacto tecnológico en el arte y la creatividad. Aunque ofrece ventajas en accesibilidad, rapidez y nuevas oportunidades comerciales, también plantea desafíos en cuanto a originalidad, derechos de autor y manipulación de imágenes. Por ello, es fundamental utilizar esta tecnología con responsabilidad, garantizando un equilibrio entre la innovación y la ética en el mundo digital.
Y usted mi querido lector, ¿qué opina acerca del uso de estas herramientas? ¿Nos subimos al trend, o dejamos pasar el tren?
Saludos a todas y a todos y por aquí nos vemos la próxima semana.
