A la báscula

Deshumanizados

Julián Parra Ibarra

En las semanas, los días recientes en La Laguna nos hemos enterado de una serie de hechos ocurridos en nuestro entorno, que nos han conmocionado, y que nos dan claras muestras de que como sociedad nos hemos ido deshumanizando y hasta normalizando ciertos hechos que nos deberían de indignar y empujar a tomar acciones para que estos hechos no se vuelvan a repetir.

Primero ocurrió que un niño dentro del espectro autista, fue asesinado de un tiro por un psicópata que quizá bajo los influjos de las drogas, le dio por ‘jugar’ a la ‘ruleta rusa’ con el niño al interior de una panadería de su propiedad, mientras un par de acompañantes se lo festinaban. Al tercer intento el arma percutió el proyectil que le segó la vida al menor, e hirió a uno de los acompañantes del asesino, por la misma bala que atravesó el cuerpo de niño.

La familia del niño encontró en la presidenta municipal de Gómez Palacio, el apoyo y la solidaridad que necesitaban, les dieron acompañamiento legal, emocional y no sé si hasta económico para afrontar el terrible momento.

Luego nos enteramos que un trabajador de una empresa de limpieza que prestaba sus servicios en la tienda HEB de Senderos en Torreón, quien era conocido como ‘Papayita’, murió después de unos días de estar hospitalizado tras ingerir una sustancia tóxica que ‘compañeros’ de trabajo vertieron en la botella de donde acostumbraba a beber agua durante sus jornadas laborales. El líquido le causó quemaduras desde la garganta y en sus órganos internos, que le provocaron la muerte.

Ahora nos encontramos con el caso de una mujer en Durango, que alentó y llevó a su hija de 14 años, para que su pareja sentimental le realizara una serie de procedimientos quirúrgicos, cirugías estéticas, como implante de mamas, liposucción, sin el consentimiento del padre de la menor y a quien quisieron ocultarle primero los procedimientos a que fue sometida y las causas reales de la muerte. Le habrían dicho que la habrían internado por Covid-19, hasta que el padre descubrió la mentira y que el deceso habría sido por un presunto acto de negligencia criminal. Pero quién en su sano juicio como madre lleva a su hija a ese tipo de operaciones cuando tiene 14 años y su cuerpo no ha terminado de formarse.

La indignación se ha dado a dado a través de las redes, pero debido a la cortedad de memoria que nos caracteriza como sociedad, pronto estos casos quedarán en el olvido. Estos hechos nos enojan mucho, pero por muy poquito tiempo, y hasta pareciera que los normalizamos, pareciera que, como sociedad, nos estamos deshumanizando.

X= @JulianParraIba