Luego de que el presidente Enrique Peña Nieto propuso elevar a rango constitucional el matrimonio igualitario, las iglesias católicas y evangélicas defendieron que dicha unión debe ser entre un hombre y una mujer, y no entre por personas del mismo sexo.
En un pronunciamiento, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) aseguró que las uniones entre personas del mismo sexo no pueden equipararse con el matrimonio. Para Arturo Farela, presidente de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice), la iniciativa presidencial tiene tintes electorales.
El martes, el presidente Enrique Peña Nieto presentó una iniciativa para elevar a rango constitucional el matrimonio igualitario por lo que propone reformar el artículo cuarto.
Se propone que como derecho puedan casarse dos personas, sin importar su origen étnico, discapalacidad, condición social, religión, género o preferencias sexuales.
En un mensaje a nombre de los obispos de México firmado por el cardenal José Francisco Robles Ortega, y Alfonso Miranda, presidente y secretario general de la CEM respectivamente, afirmaron que “ninguna unión precaria o cerrada a la comunicación de la vida nos asegura el futuro de la sociedad”.
Reconocieron que existe gran variedad de situaciones familiares, pero “las uniones de hecho o entre personas del mismo sexo no pueden equipararse sin más al matrimonio; no existe ningún fundamento para asimilar o establecer analogías entre las uniones homosexuales y el designio de Dios”.
Pidieron que en el proceso legislativo que inicia, se estudien a fondo todas las consecuencias que conllevaría aprobar dicha iniciativa.
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