POR MAGALI JUÁREZ
El empleo informal tiene una influencia dañina en el bienestar de las personas y el impacto negativo es independiente del nivel del ingreso.
Con base en un estudio centrado en el empleo informal, Benjamín Temkin, investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso), asegura que la informalidad laboral tiene un efecto nocivo en la percepción de satisfacción y felicidad de los individuos.
“La asociación entre el empleo informal y bajos niveles de satisfacción y bienestar prevalecen aun cuando muchos de los empleados informales reportan ingresos altos”, afirma el investigador en el artículo publicado en el Global Labour Journal titulado La influencia negativa de la informalidad laboral en el bienestar subjetivo.
Apunta que todos los participantes en la fuerza de trabajo invierten gran parte de su vida y de su energía vital en las actividades laborales, hecho que hace que esta dimensión se convierta en trascendente para explicar los niveles de satisfacción y felicidad personal.
Así, se suma a la corriente de psicólogos, científicos sociales y economistas que han cuestionado la asociación automática y directa entre ingreso y bienestar, en la medida en que los índices económicos tradicionales, en particular el de ingreso, han dejado de considerarse suficientes para determinar el nivel de satisfacción o felicidad de los ciudadanos.
Datos de estudios que se han realizado en la Unión Europea, como la Primera Encuesta Europea sobre Calidad de Vida apuntan que algunas condiciones laborales como el trabajo bajo presión tienen una asociación directa con el bienestar subjetivo. Altos niveles de estrés en el lugar de trabajo se vinculan con un bajo nivel de satisfacción con la vida.
En el caso de la investigación realizada por el profesor de la Flacso, involucra a un creciente número de personas que se suman a la fuerza laboral informal principalmente en los países con niveles bajos de desarrollo económico.
De acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), 60 por ciento de los empleos a nivel mundial son informales y dentro de cuatro años la proporción incrementará a 66 puntos porcentuales.
En lo que se refiere a México, el Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi) refiere que la tasa de empleo informal también constituye 50 por ciento de la fuerza de trabajo, de acuerdo con datos de 2013.
El trabajo del académico de la Flacso muestra que el empleo informal tiene una influencia dañina en el bienestar de las personas y el impacto negativo es independiente del nivel de ingreso.
El módulo Bienestar Autoreportado (BIARE) de la Encuesta Nacional de Gastos en los Hogares (Engasto) del Inegi detalla que uno de cada cuatro empleados informales en México trabaja sin contrato, seguridad social, servicios de salud o sistema de pensiones, aun dentro del sector formal de la economía.
Lo anterior indica que muchos de los empleados contratados en el sector público o privado están legalmente desprotegidos, su empleo y su ingreso son inestables y esto los hace vivir con altos niveles de inseguridad en distintos ámbitos de sus vidas. Todas estas características de la informalidad han demostrado tener impactos negativos en la psicología de las personas.
EN TODAS LAS ÁREAS
Si bien el término de trabajo informal se asocia principalmente al de quienes se dedican al comercio ambulante, la realidad es que este esquema se ubica en todos los ámbitos, desde los propios comerciantes, hasta los oficinistas o los obreros.
Las empresas formales también realizan contrataciones informales a través de las llamadas outsourcings o en las diferentes contrataciones, como sucede en el caso de los que se dedican a la industria minera.
Así funcionaba el sindicato minero bajo las órdenes de Napoleón Gómez Urrutia, denuncia Carlos Pavón Campos, quien puntualiza que siempre favoreció a los llamados sindicatos blancos a través de los llamados Steel Workers.
Incluso, reveló que en el momento de la tragedia de Pasta de Conchos, los trabajadores que formaban parte de la planta laboral de la mina les impuso los convenios de protección que en realidad terminaban por beneficiar a las empresas.
Un trabajador tercero en Pasta de Conchos valía para Napoleón Gómez Urrutia 30 pesos diarios y tres mil pesos que le pagaba la empresa Industrial Minera México por permitir este tipo de convenio de protección. “Hasta la fecha existe este tipo de convenios pues las empresas que contrata con Napillo son obligadas a firmarlos bajo la amenaza de huelga”, lamenta Carlos Pavón Campos, Secretario General del Sindicato Nacional Minero Metalúrgico FRENTE.
DGM:.