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15 de febrero de 2025
Nacional

Angangueo, el pueblo que se niega a morir

Angangueo, el pueblo que se niega a morir
  • febrero 13, 2020

*Abandonado un centro de investigación en la reserva de la Biósfera

(Segunda y última parte)

Por Lucía Calderón. Enviada

Angangueo, Mich., 13 Feb (Notimex).- Los orígenes de este municipio michoacano están ligados a la minería. Cuando esta actividad decayó, los pobladores vieron reducidas sus posibilidades económicas, fue la primera vez que el pueblo estuvo a punto de morir; la segunda ocurrió el 4 de febrero de 2010, cuando la lluvia desgajó cerros, destruyó casas y dejó más de 30 muertos.

“Angangueo se negó a morir por las lluvias que estaban cayendo, llovió bastante, una semana, unos 15 días, fue en el 2010; sobre las lluvias, lo que pasó es que se derrumbaron los cerros. Más o menos murieron, 36, 38 personas, todos vecinos.

Algunas amistades murieron”, recuerda Carlos Carrillo Téllez, guía turístico en la Reserva Ecológica de la Mariposa Monarca.

Lo que sobrevive de la época de esplendor de la minería iniciada por canadienses, es una construcción donde estaba la compañía a la que dan mantenimiento. En la plaza principal de Angangueo colocaron una estructura metálica en forma de mariposa, unos escalones con el sello de Grupo México, la empresa minera más importante del país y un vagón con piedras, por si alguien se quiere tomar la fotografía del recuerdo.

Los pobladores de Angangueo sobreviven de las actividades turísticas y agropecuarias principalmente.

En el ejido Los Remedios, en la entrada a la reserva de la Monarca, operaba hasta hace 10 años un centro de investigación, este fue abandonado por la falta de una conexión eficiente a Internet, según explica el vigilante de las instalaciones que ahora están deteriorándose, después de ser ocupadas y maltratadas, durante dos años, por elementos de la Gendarmería Nacional.

“Se fueron y se bajaron a Zitácuaro, todos los investigadores se bajaron para allá, (eran) de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo y la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México), aquí ya más o menos 10 años que no están aquí. Todas estas casas pasaron a ser del ejido Los Remedios, este era el centro de investigación aquí”, dice Raúl Díaz Leyva, el vigilante de las instalaciones.

Añade que “incluso aquí estuvo la Gendarmería, estuvo dos años en una misión ambiental, pues ya las casas se rentaban para este tiempo del turismo para que se quedaran como cabañas, ya no (se rentan), porque ahora sí, la Gendarmería en lugar de cuidar las casas estaban en buenas condiciones, alfombrado y todo, camas, pues todo destrozaron”, señala.

Guiar turistas, una actividad familiar

Las tareas de guiar a los visitantes a la zona de apareamiento y descanso de las mariposas viajeras, son realizadas por los ejidatarios y sus familias.

“Aquel es mi hijo, toda la familia acá, hay buen ambiente con nosotros la verdad. (los guías) es gente conocida para que la gente se sienta en confianza. Hay restaurantes, venta de artesanías, una tirolesa”, informa Javier Ambrosio González.

“Aquí todos somos conocidos –añade-, a la gente no la presionamos a que visiten el santuario, es voluntario, igual si quieren llevar algún guía se respeta la decisión de la gente, no tenemos problemas con nadie”, asegura.

En esta zona, los propietarios son 36 ejidatarios, que agrupan alrededor de 100 familias, “todos somos hijos de ejidatarios”, explica.

Indica que no llevan un control de cuántos turistas visitan la zona en los cuatro meses que dura la temporada alta, de noviembre a marzo, cuando arriba la mariposa, se aparea e inicia su viaje de retorno al norte del Continente Americano.

“Se llama Sierra Chincua, las mariposas están como a tres mil 600 metros. De aquí a la entrada son como kilómetro y medio hasta donde usted deja su vehículo, lo deja, pasamos a una caseta donde le cobran 50 pesos por persona, de ahí nos agarramos, si quieren subir a caballo o vamos a pie, son entre 45, 50 minutos caminando”, añade el guía.

Carlos Carrillo asegura que en estas semanas hay más población de la Monarca en este ejido que en El Rosario, añade que de vez en cuando acuden investigadores a esta zona.

“Sí vienen (investigadores de la Monarca), no muy seguido pero sí vienen, vienen a hacer sus monitoreos de la mariposa y ver qué cantidad de mariposa es la que llega. Un poquito más, sí, porque ya está conservándose el bosque y pues casi por lo regular se atraen al bosque que es el árbol que es el oyamel. Sí se reforesta pero ahorita donde está la mariposa ya es zona de amortiguamiento, pero de todos modos sí se reforesta, son de perdida 400 hectáreas”, detalla Carrillo Téllez.

Ambrosio González destaca las cualidades de esta región que de atenderse debidamente daría más empleo a los habitantes de Angangueo.

“Además de mariposas monarcas, bonitos paisajes, se caracteriza por los paisajes muy agradables, como son los miradores, las instalaciones, el parador está muy bonito. El mes de febrero es el que más se recomienda porque es cuando se incrementa el calor y entonces las mariposas empiezan a aparearse”, dice.

Bernardino Perfecto Ambrosio explica que lo mejor para atraerlas es usar ropa colorida.

“De hecho hasta se pegan en la ropa, ropa de color muy encendido. Eso les llama bastante la atención”, apunta.

La precariedad de la actividad turística mantiene en la incertidumbre al pueblo de Angangueo, de continuar así las cosas sería la tercera vez que estaría en riesgo de muerte.

“Dependemos de la propina que la gente nos da, le ofrecemos un buen servicio, la gente nos da una `propinilla´. Mire, en ocasiones allá con los ejidatarios, ellos tienen su forma de trabajar con los titulares del ejido. Mi papá es ejidatario, de repente les dan algún aprovechamiento económico, pero realmente es muy poco”, finaliza Ambrosio González al reiterar la necesidad de otorgar mayores apoyos y fortalecer las actividades que se desarrollan en esta zona boscosa michoacana para que no haya migración ni delincuencia.

-Fin de nota-

NTX/LCS