En el caso del menor que falleció esta semana en la Casa Cuna de Saltillo por choque hipovolémico y gastreoenteritis aguda, el gobernador de Coahuila Miguel Ángel Riquelme Solís, señaló que por el momento y para no entorpecer las investigaciones están separados de sus cargos tanto quien tenía la dirección de la Casa, como los médicos de guardia.
Riquelme Solís, consideró que en este caso lo procedente “es que no vuelva a suceder” y hablar con los padres del menor para que les quede claro lo que ocurrió. “Si bien es cierto el niño estaba malito, de eso hay un antecedente dentro de la bitácora, siempre nos hemos preocupado por lo que sucede en los albergues y Casa Cuna del Estado”.
Dijo que los niños deben tener un registro, una bitácora y atención diaria, “y cuando hay un menor indicio de que alguno de ellos está enfermo deben ser trasladados inmediatamente al hospital”.
Sostuvo que se tiene un protocolo “muy preciso” para la atención de cada infante, y en este caso se reporta que durante la noche el menor de tres años se encontraba estable pero al avanzar las horas en la madrugada su estado fue empeorando “y al parecer broncoaspiró”.
Afirmó que el protocolo está bien establecido, “lo que habremos de ver es lo que realmente sucedió para poder tomar medidas”. Explicó que los padres tenían conocimiento de la situación de salud de los niños ya que este menor tenía un hermano también en custodia de la Casa Cuna, y recordó que les fueron retirados por maltrato y abandono.
“La realidad es que siempre se ha buscado darles la atención y poderlos tener con bienestar mientras se reincorporan de nueva cuenta si es que pueden a la vida familiar, y si no mantenerlos con salud, comida, abrigo y educación”, expuso.