Saltillo se adelantó a la Independencia

Leslie Delgado

El 3 de julio de 1821, dos meses antes de que el Ejército Trigarante entrara a la Ciudad de México y se consumara la Independencia de México, la Villa de Saltillo se declaró independiente del yugo español. Este hecho, poco conocido, marcó el inicio de la autonomía de la región en un momento clave para la formación de la nueva nación mexicana.

La proclamación de Independencia

Según el acta conservada por el Archivo Municipal de Saltillo, bajo la referencia AMS-ACLO8A198H95B, se convocó a una junta en la plaza principal de la villa. 

A esta reunión acudieron tanto el Cabildo como el Cuerpo Militar, siguiendo las órdenes del coronel Agustín de Iturbide, quien, en ese entonces, aún no se había proclamado como el primer emperador de México. El evento fue atestiguado por los vecinos que vivían en los alrededores de lo que ahora conocemos como la Plaza de Armas.

Este acto, simbólico y decisivo, muestra la valentía y la convicción de los saltillenses en unirse a la causa independentista, antes de que el movimiento nacional culminara oficialmente en septiembre de 1821.

Las celebraciones patrias en Saltillo: entre la Tradición y la Historia

A pesar de este hito histórico, no se tiene una fecha precisa sobre cuándo comenzaron las celebraciones patrias en Saltillo para conmemorar la independencia. 

Según el doctor Carlos Recio, de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma de Coahuila, existen registros en periódicos oficiales que, desde las décadas de 1870 y 1880, narran actividades que parecían repetirse año tras año, cambiando solo los nombres de las autoridades locales.

Estas celebraciones típicas comenzaban con salvas de cañones desde el Mirador, conocido entonces como el “fortín de los americanos”, a las seis de la mañana. 

Posteriormente, un contingente partía desde el Palacio de Gobierno, encabezado por las autoridades locales, seguido por dos bandas musicales: una infantil y otra compuesta por adultos y militares; la procesión recorría las calles de Juárez y Victoria, hasta llegar a la Alameda, donde se pronunciaban discursos políticos, usualmente considerados monótonos.

Al concluir las intervenciones, se realizaba una verbena popular, en la cual los saltillenses disfrutaban de platillos típicos de la época como enchiladas, pan de pulque, puchero y el pulque mismo. 

Por la noche, la plaza y parte de la Alameda se iluminaban, creando un ambiente festivo con las pocas lámparas disponibles en ese tiempo.

El centenario de la Independencia: una celebración a gran escala

El centenario de la Independencia en 1910 marcó un antes y un después en las celebraciones patrias en Saltillo. 

Durante el mandato del gobernador Miguel Cárdenas, la ciudad se unió a la celebración nacional con grandes desfiles y eventos cívicos.

Uno de los eventos más destacados fue la serenata realizada en la Plaza de la Independencia el 15 de septiembre de 1910, bajo la presidencia de Porfirio Díaz. 

La ceremonia del Grito de Independencia fue llevada a cabo por el gobernador de Coahuila, Jesús María de Valle de la Peña, acompañado del presidente municipal, Francisco Narro Acuña, el jefe de las Armas y los presidentes de la Junta Patriótica y Central del Centenario, desde el Balcón Central del Congreso.

El 16 de septiembre de ese mismo año, se llevó a cabo una serenata a las 8:30 de la noche, interpretada por las bandas del Octavo Regimiento y del Noveno Batallón, además de las orquestas locales de Carlos Flores Reyna y Coronado Medrano.

La historia de la independencia, con su temprana declaración de libertad y sus celebraciones patrias, demuestra la profunda conexión de la ciudad con el movimiento independentista. 

Aunque las conmemoraciones han evolucionado con el tiempo, desde las simples verbenas hasta los majestuosos festejos del centenario, Saltillo sigue recordando su papel crucial en la formación de la nación mexicana.