A dos semanas de que concluyan las campañas, en la que se ha considerado será la elección más reñida en la historia de Coahuila, la guerra sucia entre los siete candidatos al gobierno estatal arrecia sin ser tomados en cuenta los constantes llamados de los diversos sectores para que privilegien las propuestas.
Las agresiones no cesan. Se acusan de corrupción, de tener nexos con el crimen organizado y de estar enfermos de poder.
El más inquisidor ha resultado Guillermo Anaya Llamas, quien habla de transparencia y rendición de cuentas, acusa a su más acérrimo contendiente, Miguel Ángel Riquelme Solís, de ser la “tapadera” de los dos últimos gobiernos, pero se ha negado repetidamente a presentar su declaración 3 de 3, a someterse a pruebas antidoping y sentarse al polígrafo “porque no quiere sorpresas”.
“Voy a recuperar lo robado y voy a meter a la cárcel a los Moreira”, es su recurrente frase para comprometerse con el electorado, pero ha destacado por las agresiones y no por las propuestas.
Riquelme, no tan enfocado en la denostación, con “menos política y más carácter”, señala que un “junior” como Anaya, que descuidó la seguridad en Torreón y permitió que el crimen se infiltrara en la perla de la laguna, no puede ser gobernador.
También Guadiana le ha entrado. Con un discurso más aderezado ha llamado alcandidato del PRI “Riquelme Relojes” por la colección que el candidato tiene y al del PAN como “Memo Moches”, por el escándalo en el que se vio involucrado cuando era legislador federal por solicitar a los alcaldes de Coahuila dinero para poder asignar recursos para obra pública.
“Son lo mismo; no se crean de lo que les dicen el PRIAN, se protegen porque son de la misma calaña”, declaró el candidato que se ha dado a conocer más por el sombrero que carga y largos bigotes que se enrolla hacia arriba y lo hace parecer como villano; le enoja que le pregunten.
De Javier Guerrero, el independiente que dejó al PRI luego de 37 años de militancia, partido que lo hizo cuatro veces diputado plurinominal y le otorgó múltiples cargos en administraciones públicas, poco se conocen sus propuestas, sus ataques los ha centrado en los últimos dos gobernadores y en el que dice es empleado de ellos, Riquelme.
Su mayor compromiso ha sido dirigido al combate de la corrupción que –según él– impera en el PRI, pero tampoco ha explicado el origen de los más de seis millones de pesos en efectivo que le fueron robados del clóset de su residencia en Saltillo en noviembre de 2008.
El otro candidato que va por la vía independiente, Luis Horacio Salinas, es uno de los más débiles, no repunta ni tiene cómo hacerlo, está además muy por debajo de la perredista Mary Telma Guajardo, quien trata de convencer al electorado que por el sólo hecho de ser mujer los coahuilenses deben votar por ella.
“Vamos contra los corruptos que han saqueado a Coahuila”, ha dicho. Frase que los ciudadanos no han percibido como real porque es comadre del exgobernador del estado.
Otro que también les tira con una sola frase a Anaya y Riquelme, es el petista José Ángel Pérez Hernández, con un lenguaje que no se le conocía cuando pertenecía al PAN, se compromete a “sacar a los ladrones de Coahuila” y con su “arre”, “grito de guerra” que es utilizado mayormente por miembros de la delincuencia organizada, no se ha preocupado por que la ciudadanía conozca su plataforma política o sus compromisos de campaña.
Guadiana Tijerina ha señalado que lo que la gente quiere oír es que ya no se robarán el dinero de Coahuila, lo demás, las propuestas, “las pueden leer si quieren, si se meten a Internet” porque dijo a él no le interesa explicárselas a todos a quienes pide que voten.
El gran reto Coahuila tiene dos millones 954 mil 915 habitantes, de los cuales dos millones 53 mil 930 tienen posibilidad de votar, según el padrón del Instituto Nacional Electoral.
El reto en el que no han trabajado los candidatos, a 45 días de que iniciaron su campaña, es promover el voto y la percepción es que no dan certidumbre, según los mismos electores, de querer resolver los problemas de Coahuila.
Todos, a excepción del priista Miguel Riquelme Solís, han preferido el ataque y la denostación, con muchas acusaciones no sólo de corrupción, sino de sus vínculos con la delincuencia organizada.
Las últimas encuestas indican que hay un empate técnico entre Miguel Riquelme y Guillermo Anaya, pero ambos aseguran que superan al otro. Le siguen Armando Guadiana y Javier Guerrero, mientras que el resto no figura.
No confían en el IEC
Tanto el candidato de Morena, Armando Guadiana, como el del PAN, Guillermo Anaya, han manifestado su desconfianza en el Instituto Electoral de Coahuila, a quien han acusado de parcial en favor de un partido.
El Partido Acción Nacional ha solicitado incluso que el INE atraiga los comicios porque no creen en el árbitro electoral.
“No podemos esperar a que se cometa un engaño; debemos actuar en consecuencia y evitar que el PRI llegue al poder”, comentó Ricardo Anaya, dirigente nacional del albiazul en su más reciente visita a la capital coahuilense.
Según el Consejo General del IEC, tras la elección, las primeras tendencias para conocer los resultados estarán listas la madrugada del lunes 5 de junio, porque no habrá conteo rápido para l Saltillo y Torreón que ocupan 49.62 por ciento del padrón electoral y que suman un millón 19 mil 64 electores, quienes definirán al ganador.
En esta elección participan 15 partidos políticos con candidatos propios o en alianza y dos que van por la vía independiente, circunstancia que el mismo órgano electoral ha reconocido como complicada para el conteo de votos en la elección que se prevé será cerrada.