Torreón, Coahuila / 19 Octubre 2018
Por: Mariana Mejia
La Asociación Mexicana para la Salud del Adolescente manifestó su preocupación por la incidencia de embarazos tempranos, al destacar que del año 2002 a 2016 la cifra de casos creció de mil 200 a 10 mil a nivel nacional.
Francisco Fernández Paredes, presidente de la Asociación, declaró que la gravidez en menores de edad no es un problema reciente sin embargo, en los últimos años se ha incrementado.
“En los últimos años hemos visto cómo en nuestro país los embarazos en las niñas y adolescentes se han incrementado y nos preocupa como autoridades de salud”, dijo.
Refirió que de 1990 al año 2000, hubo una disminución paulatina de 450 mil a 367 mil en esa década y parecía que en esa época sería la tendencia, sin embargo, a partir del 2002 a la fecha, incrementó de forma importante.
“Vuelve la curva a incrementarse de forma dramática, estamos hablando que actualmente hay 477 mil embarazos al año en la población de 10 a 19 años”, resaltó.
Recordó que en el 2015, se publicó la estrategia Nacional para la Prevención del Embarazo en Adolescentes, sin embargo, opinó que en lo personal, la disminución no será continua.
“Como hemos visto en varios programas de este tipo, en los primeros meses disminuye la estadística pero después hay un repunte”, señaló.
Consideró que las instituciones han fallado en la implementación de medidas acertadas que puedan ayudar de forma concreta a la disminución de los embarazos en jovencitas.
Calificó como un error el que se vea al embarazo únicamente en forma de estadística porque el hablar de una menor de 14 años de edad en estado de gravidez, es sinónimo de violencia sexual.
“Las parejas de las adolescentes de 15 a 19 años tienen en promedio una diferencia de edad de uno a tres años aproximadamente pero vemos que las menores de 14, tienen parejas 10 años mayores a ellas, lo cual habla de que están siendo violentadas de forma sexual”, declaró.
En ese sentido, criticó que las autoridades se aboquen más en la repartición de preservativos, en lugar de enfrentar la violencia sexual como tal, es decir desde la generación de políticas públicas.