“Planta” Esther a seguidores

Es mediodía y el sol cae a plomo. En el estacionamiento de un centro comercial ubicado al poniente de Saltillo, la planilla espera a la candidata del PAN a la alcaldía, Esther Quintana Salinas. No hay más. Mientras llega, los aspirantes a regidores se preparan un lonche de jamón y queso, toman refresco de cola y se sientan, esperando iniciar la jornada que, según dicen, será intensa.

Uniformados con playera blanca con el logo de su partido, pantalón azul de mezclilla, gorra de explorador y cargados de propaganda, todos esperan. “Ya mero llega”, dice Humberto Cárdenas, coordinador de la campaña; llama por teléfono, pregunta, pero no logra ubicar a la candidata.

La agenda de Quintana Salinas, contemplaba de 12:00 a 14:00 horas un “toca toca” y un volanteo por las viviendas de la populosa colonia Valle Satélite. Juan Pablo Valdés, candidato a síndico municipal, intenta justificar:

“Ha tenido una mañana muy pesada, pero no tarda en llegar. Aquí quedamos de reunirnos para empezar a platicar hacia qué calles dirigirnos, porque la colonia está muy grande”.

Mientras, en el mismo estacionamiento, otros compañeros aprovechan para entregar propagada y pedir el voto para Quintana Salinas.

“Le invitamos a que vote por la mejor opción para Saltillo; ella será alcaldesa”, dicen. Pasan los minutos…, una hora, y nada. Luego les informan que la ex funcionaria municipal se encuentra en otro sitio, al norte de la ciudad, en una entrevista con medios de comunicación.

“Pero ustedes empiecen. Con o sin candidata, hay que hacer la chamba”.

Sobre el bulevar Museo del Desierto y la calle Alameda Ignacio Zaragoza circulan dos pequeños camiones que muestran la imagen de la candidata; esa candidata que ahora habla con un lenguaje florido y que, otra vez, perdió la oportunidad de establecer, como ella misma lo dijo, ese vínculo vital con la sociedad. Parece que no es la candidata de la calle, como prometió. Será para mañana, porque hoy ya se fue