Por David González
Una plaga de chinches que lleva más de dos años era la que daba de entrada la bienvenida a cada migrante que era detenido por el Instituto Nacional de Migración (INM) y llevado a una cancha de basquetbol que fue habilitada como albergue y ahora estación migratoria de Saltillo.
Adentro en lugar de funcionarios o agentes federales de migración eran recibidos por guardias de seguridad en el que su trato déspota y sin capacitación daba mucho que desear y donde igual metían hombres con mujeres y niños indocumentados por igual.
Así es como por cinco años Alberto Xicoténcatl Carrasco director de la Casa del Migrante de Saltillo, narró lo que estos grupos de extranjeros vivían diariamente al interior de esta fría estructura de cemento y ladrillo en la que “hospedaban” a los indocumentados.
“Hay una plaga que no se ha podido erradicar, falta de agua, no podían ni jalarle a los sanitarios; convivían con sus propias heces fecales porque no había forma que le bajaran ale excusado. De la misma forma malos tratos de las guardias de seguridad privada donde había amenazas, robos y tratos denigrantes para quienes eran retenidos en esta estación”, narró el activista.
Aunado a esta represión e insalubridad que se mantenía al interior, los agentes y guardias de seguridad alentaban a los migrantes a no pedir refugio, les negaban sus documentos o les daban información errónea para que no concretaran una estadía legal en el país, además de negarles la comunicación con sus familiares.
Denunció que incluso agentes y guardias privados robaban las pertenencias de los detenidos más si se trataba de dinero celulares o algún objeto de valor.
Añadió que la Estación Migratoria de saltillo no contaba con médicos ni medicinas ni mucho menos un traslado oportuno a quien cayera enfermo a un hospital pues tenían que pasar horas e incluso días para llevarlo a atención a un centro médico.
Las comidas, dijo eran de calidad dudosa, muy condimentadas para los extranjeros que no es tan acostumbrados y muchas veces sin valor nutricional como lo marca la norma además que era muy poca y los migrantes se quedaban la mayoría de las veces con hambre.
HASTA 4 QUEJAS POR SEMANA POR 5 AÑOS ANTE LA CNDH
El director de la Casa del Migrante celebró esta recomendación aunque dijo que la Comisión nacional de Derechos Humanos se tardó pues cada semana se interponían hasta cinco quejas por semana desde hace cinco años.
Subrayó que al final de cuentas los problemas de la Estación Migratoria de Saltillo no es un problema exclusivo de Coahuila sino que es un reflejo y realidad que se presenta en todas las estaciones migratorias debido a la falta de recursos y convertir a estos centros en verdaderos lugares de hospedaje y no detención como si fueran criminales los indocumentados.
PREOCUPA QUE ESTACIONES QUEDEN EN LOS OSCURITO
El filántropo señaló que dentro de los inconvenientes de este cierre es que los migrantes que llegan a Coahuila sean llevados lejos de la observación de grupos civiles para que se respeten sus derechos humanos.
Recordó que en la estación migratoria de Saltillo se contaban por lo menos de 60 a 120 personas por semana detenidas y que ahora estas se irán por ejemplo a San Luis Potosí donde no q hay quien vele por sus derechos.
Lamentó las declaraciones del delegado del Instituto Nacional de Migración Roberto Olivares Mojica al desconocer alunas de estas irregularidades:” Lo que el delgado expuso es preocupante que el mismo no conoce ni lo que pasa en su propia estación migratoria y nos preocupa la falta de conocimientos de lo que está pasando al interior”.
Por último exhortó a que se retome el proyecto de una nueva estación migratoria que cumpla con los requisitos de ser un centro de alojamiento y nos e utilice este albergue que era un centro deportivo como Estación Migratoria.
“Que los recursos que se va invertir en mejorar las condiciones en la estación migratoria de la colonia Morelos mejor se destine a construir o rentar un espacio digno para los migrantes”