Nieves Ramos: 100 años de historia, sabor y herencia familiar en Saltillo
Christyan Estrada
Hace cien años, en el barrio del Águila de Oro en Saltillo, don Víctor Ramos Mendoza comenzó a escribir una historia que se convertiría en legado. Con una carreta de madera, tres barricas de nieve y su burrita Reynalda, recorría las calles ofreciendo nieve artesanal, elaborada con leche bronca y frutas de temporada, siguiendo la receta que le enseñó su madre, doña Tranquilina Mendoza.
A través de ese oficio, don Víctor sostuvo a su esposa María Lara y a sus once hijos. Con el tiempo, lo que nació como una necesidad se transformó en una tradición que ha perdurado por un siglo y que hoy es parte esencial de la cultura saltillense. Las Nieves Ramos son reconocidas por generaciones que crecieron con su sabor y que hoy las siguen buscando cada temporada.
La producción artesanal evolucionó sin perder su esencia. La familia, que en los años 20 trabajaba con tres barricas, hoy opera con más de 160, distribuidas en 30 puntos de venta por toda la ciudad. En los meses de abril a septiembre, llegan a producir hasta 240 litros diarios, manteniendo viva la receta original, aunque con procesos mecanizados.
El legado de don Víctor ha sido preservado por cuatro generaciones. Su hija, Rosy Ramos, y sus nietas, Ana María y María Guadalupe Hernández Ramos, continúan encabezando el negocio, con el mismo compromiso que inició su abuelo. Para ellas, la nieve no solo representa trabajo, sino unión familiar. Crecieron viendo cómo las nieves eran parte de cada momento importante: de las alegrías, pero también del consuelo en los momentos difíciles.
Actualmente, la familia Ramos evalúa extender la presencia de Nieves Ramos a otras ciudades del país, como Monterrey, donde ya existe una clientela frecuente que busca llevarse el producto por litro. Esta posibilidad forma parte del crecimiento natural de una tradición que ha sabido adaptarse sin perder sus raíces.
