Ni todos panistas ni todos anayistas

El festejo estaba anunciado para las 14:00 horas, pero a las 13:45 ya había más de 100 personas cómodamente sentadas en el jardín de la quinta Santa Lucía, ubicada al nororiente de Saltillo. El motivo: celebrar el cumpleaños de José Guillermo Anaya Llamas, aspirante a la candidatura del PAN a la gubernatura de Coahuila.

Una entrada de totopos con guacamole y dos sencillos guisos formaron el menú. Y de bebida: cerveza, whisky y tequila. Los panistas se ubicaban con miembros de sus sectores, vinieron de todas las regiones del estado.

Cerca de las 15:00 horas reporteros y fotógrafos se dirigen en tropel a la entrada, acaba de llegar Memo, lo acompaña su familia, baja del vehículo en medio de aplausos y atiende a los reporteros. A pregunta de este cronista dice que las encuestas no son determinantes, pero que por él habla el trabajo realizado como legislador y como alcalde de Torreón. Sigue saludando mientras llega para instalarse en su mesa.

Unos minutos después, la entrada de la quinta vuelve a robar la atención de los asistentes: acaban de arribar los alcaldes de Saltillo, Isidro López Villarreal y de Monclova, Gerardo García Castillo, seguidos por un séquito ataviado con guayaberas blancas. Inmediatamente son encarados por Lorenzo Burciaga Saucedo, viejo lobo panista, quien les advierte: “cualquiera de los dos debe ser el próximo gobernador de Coahuila”, para después arremeter contra el PRI ¡y contra Anaya!: “Acuérdense de que, siendo candidato a gobernador Guillermo Anaya, ese día, a las cinco de la tarde, reconoció el triunfo de Rubén Moreira, ¡y todavía ni se cerraban las casillas!… ¿Qué arreglo tendría con el sistema?… Hizo a Felipe Calderón compadre. Qué interesado”. Lorenzo no tiene pelos en la lengua, reiteró que iría con Isidro o con Gerardo, pero no con Anaya. Dijo esperar que la asamblea del partido elija candidato en forma democrática, “si sale Anaya por dedazo, tendría que anular mi voto”.

Isidro López responde: “Lo que sí es cierto es que todos los que estamos aquí somos panistas”.

Minutos después, la entrada de la quinta vuelve a acaparar la atención. Baja de su vehículo el empresario Santana Armando Guadiana Tijerina (que ya es “ajonjolí de todos los moles”), intercambia impresiones con algunos taurófilos que acuden a recibirlo y enseguida es saludado por Memo Anaya, a quien felicita. Tampoco quiere aguarle la fiesta: Espera que “se dé la alternancia en 2017. Tenemos un camino diferente Memo y yo, pero somos amigos”.

Aunque nadie quería arruinarle la fiesta a Memo, algunos trataron de llevar un poco de agua a su molino, como el alcalde de Monclova, Gerardo García Castillo, quien dijo que “cualquiera que desee unirse a su causa será bienvenido”. Después de los discursos de rigor un comediante lagunero y un grupo musical amenizan la reunión mientras Memo recorre las mesas para saludar y tomarse “selfies” con los invitados.

Al mismo tiempo, en una mesa próxima a este cronista, Tere, la esposa de Memo, charla con algún panista, y a sus espaldas un jovencito fuma ansiosamente un cigarrillo; por la forma en que lo hace parece que no es un hábito nuevo en él. Se trata de Diego, de 17 años, ahijado del ex presidente Felipe Calderón e hijo menor de Anaya.

El vicio del chico no ayudaría si Memo decidiera lanzar o apoyar alguna campaña contra las adicciones. Cerca de las 19:00 horas el lugar se empieza a vaciar. Ya se habían marchado los alcaldes, seguidos por Guadiana Tijerina. Definitivamente ni todos los que estaban ahí eran panistas ni todos anayistas.

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