Saltillo, Coahuila / 8 junio 2018
Por: Daniella Giacomán
Martha Alicia Briones nunca imaginó que sería testigo del terremoto del 85 en la ciudad de México desde la trinchera del periodismo o que cubriría la tragedia por el Huracán “Gilberto” en Monterrey, Nuevo León, ni mucho menos que buscaría reacciones luego del asesinato de Luis Donaldo Colosio, en Lomas Taurinas, Tijuana, en 1994.
Y no lo pensó porque al salir de la preparatoria, quería ser maestra normalista, pero el destino le tenía preparado el camino del periodismo en el que lleva 35 años y por lo que será reconocida en con la presea a la trayectoria en el Premio Estatal de Periodismo Coahuila 2018.
En entrevista, Martha recuerda que quería dedicarse a la docencia, al no pasar al examen decidió probar suerte en el periodismo a sugerencia de uno de sus cuñados, quien era periodista de Proceso.
Por lo que viajó a la ciudad de México a estudiar la carrera de Redactor y reportero gráfico en la Escuela de Periodismo Carlos Septién, de la que egresó en 1981.
Allí descubriría su vocación; reportear en la calle, tomar fotografías y realizar ejercicios periodísticos que le indicaron que ese era su camino: ser parte de la historia desde la trinchera de un oficio que si bien es demandante, le ha traído muchas satisfacciones.
Dos años después comenzó sus prácticas en El Nacional de Nuevo León y luego llegó al diario Excélsior donde ocupó la vacante de editor, pues el jefe de redacción de ese entonces, Francisco Rodríguez supo que Martha podía realizar bien su labor al preguntarle “¿Qué sabes hacer?” a lo que respondió: “Lo que me ponga, lo hago”.
Aprender de los grandes
Allí formó parte de la mesa central de redacción donde aprendió mucho de sus compañeros quienes tenían más experiencia que ella. Colaboró en la primera y segunda edición de ese periódico; fue en esta última donde llegó a ser editora principal Tuvo la oportunidad de conocer a reconocidas figuras del medio nacional como Sara Lovera y Manuel Altamira, a quien considera el mejor reportero de la fuente policiaca.
Martha dice ser sobreviviente del linotipo pues conoció el proceso en el que se elaboraban antes los periódicos y ahí supo aprender a leer al revés, lo que le sirvió para aprender a leer en ocasiones documentos que alcanzaba a ver en alguna entrevista con algún funcionario.
Después del terremoto del 85 fue corresponsal en Excélsior en Nuevo León pero regresó a la capital mexicana y posteriormente emigra a la agencia regional de Notimex que cubría Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila y San Luis Potosí.
También fue corresponsal para el programa radiofónico de Carmen Aristegui cuando trabajaba en la cadena MVS.
Regresa a su tierra
En 1990 regresa a Saltillo donde trabajó en El Diario de Coahuila y desde ahí publicó notas relacionadas con el asesinato del entonces candidato presidencial por el PRI, Luis Donaldo Colosio. Posteriormente se unió al periódico Vanguardia donde laboró durante dos años para luego ser corresponsal de Zócalo en Piedras Negras y años después trabajó para el mismo medio en el área de radio y prensa, aquí en Saltillo. En 2015 se integró a Capital Coahuila y desde entonces se ha desempeñado en prensa y radio.
Martha tiene 3 hijos y aunque ha sido difícil combinar su trabajo como madre de familia y el periodismo, comenta que ha sido una buena experiencia y asegura que sus hijos crecieron en este oficio, pues en ocasiones, a sus hijos más pequeños les tocaba estar en la sala de prensa mientras ella redactaba sus notas.
Además de esto, la satisfacción primordial para Briones es cumplir con el compromiso social que es el objetivo del periodismo pues ha dado voz a quienes lo han necesitado. Recuerda que gracias a su labor ha podido ayudar a muchas personas; desde evitar acoso escolar a jovencitas hasta apoyar a personas a que se realizaran alguna cirugía médica, pues su labor es estar con la comunidad y apoyarla desde la trinchera.
La violencia no la detiene
Por otra parte, fue testigo de los años violentos en Coahuila que permearon la labor de los periodistas en la entidad. Martha fue compañera del reportero de Zócalo, Valentín Valdez quien fue asesinado en el 2010 y aunque le dio mucho miedo, sabía que debía seguir con su profesión.
Asegura que ella también recibió amenazas pero por parte de un funcionario quien le dijo “si no te callas, te meteré en un cazo y te haré chicharrón”. Esto intimidó a la reportera y lo contó a sus familiares y amigos más cercanos.
Luego, el funcionario se retractó argumentando que había entendido mal, “pero fue una amenaza muy directa”, recuerda Briones.
Dice que muchas veces las agresiones no son solo de la delincuencia, si no que provienen de los políticos y aunque le decían que se retirara, ella decía que si se iba, no regresaría nunca al oficio, “pero es por esta convicción que tengo, porque me apasiona y aquí sigo”.
Martha desea seguir en este camino, porque le gusta, porque es lo suyo y además, porque sabe que hay muchas historias que contar, muchas personas a quien ayudar y además “nunca dejas de aprender”.
A los jóvenes que desean ser periodistas, les pide que tengan esa pasión por el oficio, por reportear, por andar en la calle y tener esa convicción que el periodismo tiene una vocación social. De no perder el rigor en el oficio y sobretodo, no verlo como negocio, sino como una oportunidad de servir al prójimo.