Madre de familia coahuilense vence al cáncer en tres ocasiones

Saltillo, Coahuila / 8 Marzo 2018

Por: Alberto Gómez

Sofbolista, ciclista y corredora de barriles en el rodeo, Adriana Dávila, madre de familia de tres hijos, es una guerrera de 39 años que ha sobrevivido tres veces al cáncer.

Agradecida con Dios, su familia y amistades que la han apoyado en los tramos difíciles de su vida, incursionó desde hace 10 años en el rodeo, en competencias de carreras de barriles, aunque confiesa que desde niña sintió esa pasión por los caballos.

“Desde niña siempre me han gustado los caballos, recuerdo que cuando íbamos a algunos ranchos con mis papás, siempre me les escapaba, pedíamos caballos prestados, una tía y yo y nos íbamos todo el día a montar”, platica.

A pesar de varios accidentes, algunos más graves, asegura que tiene la satisfacción de ver cómo el caballo, aun y cuando es una bestia difícil de dominar, ella lo ha logrado gracias al “click” que tiene con el animal.

“Es una manera de sentirme libre, relajada, de sentir esa adrenalina cuando vamos a competir a un rodeo, el ver que vas logrando bajarle a los tiempos, es una satisfacción increíble, la competencia es contigo misma”, comenta.

Además de sus labores en el hogar, combina su pasión por los caballos con el ciclismo y el sóftbol, en donde se convirtió en la primera mujer en participar en una liga varonil y conseguir un campeonato de pitcheo.

Lamenta que aún exista el machismo en el deporte pues las reacciones de sus rivales cuando los logra “ponchar” dan muestra de ello.

“Es difícil, a veces te tratan de intimidar, yo me voy bien preparada, protegida, pues una vez me lesionaron en la nariz y a raíz de ahí, los hombres se me acercan y me tratan de intimidar; es difícil porque cuando les saco un ponche se enojan, azotan el bat y comienzan a decir groserías, pero también he tenido apoyo de muchos compañeros”, señala.

Luchadora incansable

Tras vencer al cáncer en tres ocasiones, Adriana se ha encontrado en su vida a mujeres y niños con la misma enfermedad que ella ha logrado derrotar y a quienes les ha brindado su apoyo.

“He padecido tres veces cáncer, el último fue hace dos años y aún estoy en tratamiento, en seguimiento de esta enfermedad y por azares del destino, me he cruzado con personas con este mal, a los que hemos apoyado”, dice.

Con la voz entrecortada y sus ojos tratando de contener las lágrimas, pero con la sonrisa que la caracteriza, Adriana cuenta que una vez apoyaron a cumplir los sueños de una niña en Monterrey, Nuevo León, quien estaba en etapa terminal y lo único que quería era una fiesta antes de partir.

“Logramos reunir a mucha gente y le hicimos una gran fiesta a esa pequeñita y aquí hemos estado con otro niños como el caso de Édgar, y con personas en situación muy vulnerable”, manifestó.

Hoy, aunque sigue con el tratamiento contra el cáncer, Adriana transmite alegría y agradece que sus hijos le hayan salido buenas personas, “nunca he batallado con ellos”, dice al tiempo de afirmar orgullosa que antes que el ciclismo y el softbol, los momentos junto a sus “pequeños” son su más grande pasión.