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Laguneros no aprendieron de crisis de inseguridad: experto

Foto: Mariana Mejía

Foto: Mariana Mejía

27 de Enero 2020

Torreón, Coahuila / 27 de Enero 2020

Por: Mariana Mejía

Para el psicólogo y docente, Roberto López Franco, la sociedad lagunera no aprendió de la crisis de inseguridad que se vivió hace unos años, pues no se han generado nuevas conductas de regeneración del comportamiento.

“La violencia social ahí está, no aprendimos de lo que sucedió, lo padecemos, lo recordamos, pero no hemos generado nuevas conductas de comportamiento, apenas se relajó el tema y vámonos al antro, estaciona el coche en doble fila, no importa y ahí vamos todos como si nada”, dijo.

Consideró que lo sucedido en el colegio Cervantes prendió los focos de atención al recordar que la violencia sigue estando presente en la vida diaria de los ciudadanos sin importar el nivel o estrato social.

Esto del colegio nos alerta, nos dice que la violencia no se ha ido, que la violencia sigue aquí, las instituciones no lo han querido reconocer y si ellos no nada, creo que como sociedad civil nos toca tomar medidas, todo lo que sucede en el hogar puede detonar en el espacio secundario que es la escuela”, apuntó.

Insistió en que quedó demostrada la falta de protocolos de actuación por parte de todos los involucrados.

Padecimos violencia en las quintas, en el estado, en los autobuses, en los antros y bueno, ahora sucedió en una institución educativa, lo veíamos un tanto lejano”, comentó.

Opinó que la situación va más allá, pues estamos hablando de una generación que está abandonada, con pocos lazos afectivos y con padres ausentes.

Opinó que la familia lagunera tiene una reconfiguración que debe ser estudiada, es decir, preguntarse qué está pasando, cómo es la dinámica familiar dentro del hogar, con quién está conviviendo el niño, revisar la calidad de educación, las características físicas de la zona donde vive y evaluar si la planta docente está formada para el trabajo.

A su parecer, el personal académico nunca dimensionó que se pudiera detonar una violencia pues pensaron que la calidad, el control educativo y el rigor de los docentes era suficiente para contenerlo, quedando de manifiesto que “la institución educativa puede ser el campo de batalla “.

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