Saltillo, Coahuila / 20 Diciembre 2018
Por: David González
Tras entregar los restos de la alcaldesa de Juárez, Olga Gabriela Kobel que fuera asesinada a balazos y luego calcinada, la Fiscalía General de Coahuila inició el proceso para la judicialización de la carpeta de investigación por lo que en próximas horas serán giradas las órdenes de aprehensión y comenzará el juicio por feminicidio cuya pena sería hasta 60 años para los dos responsables del crimen ocurrido el 10 de diciembre.
“Hicimos la solicitud al Juzgado para la judicialización de la investigación, había que entregar primero los restos morales de la víctima. Nosotros veremos la designación de la hora de audiencia en la que formularemos la imputación y solicitaremos la orden de aprehensión”, añadió.
Por otra parte, el Fiscal Gerardo Márquez Guevara defendió el manejo de la información del caso que se dio a conocer primero como desaparición con vínculos sentimentales al argumentar que no se revelaron detalles personales de la víctima y que desde el inicio, se activó el protocolo de feminicidio al momento de las pesquisas.
El fiscal reconoció que originalmente se les vinculó a la alcaldesa y el empresario en una relación contractual, pero también reiteró que se tenía una relación afectiva. Sobre la revictimización de la alcaldesa y su familia que sufrieron ante los primeros señalamientos de que Gabriela Kobel Lara salió por su propio pie y tenía una relación afectiva, fue tajante al señalar que se siguió el procedimiento como para cualquier otro caso activando protocolo de feminicidio y que no se filtraron detalles personales de víctima.
A su vez, aclaró que sólo el autor principal del asesinato está detenido (David ‘N’) y el cómplice o quien le ayudó a la cremación e inhumación del cadáver será buscado y aprehendido. Añadió que los restos de la alcaldesa quedaron irreconocibles y que fue necesaria la participación de peritos para identificar los restos mediante piezas dentales de la víctima.
Márquez Guevara informó que se recuperó el arma utilizada, el revolver 38, con el que el empresario confesó haberle disparado en varias ocasiones para luego quemarla en una finca de su propiedad, donde se utilizó maquinaria para hacer una fosa y enterrarla.