Antonino Ahuelikan Ahuelikan, salió huyendo de la violencia que vivía en su natal Tepletancingo, una comunidad del municipio de Chilapa de Álvarez, en el Estado de Guerrero, donde, de acuerdo a lo que platica, la situación está que arde. “Allá se pelean la plaza (los narcos) y la delincuencia organizada manda”, dice.
Y cuenta: “Mi familia y yo emigramos del pueblo por eso; nos fuimos para Baja California Sur, buscando nuevas oportunidades de vida. Si a la violencia le suma que hace falta el trabajo y también educación, pues se convierte en una situación hasta cierto punto peligrosa, que nadie quiere vivir”.
A Ahuelikan, le ofrecieron una beca para venirse a estudiar en la Universidad Autónoma Agraría “Antonio Narro”, a donde llegó hace apenas tres semanas. Eligió la carrera de ingeniero agrónomo parasitólogo, una profesión que, cuando se gradúe, desea ejercer aquí en Saltillo porque no piensa regresar, ni aunque le paguen, a Guerrero.
“En todo caso si no se puede aquí; pues me regreso a Baja California”, asegura.
El joven guerrerense de apenas 21 años será uno de los beneficiados con la segunda etapa de la Casa del Estudiante “Manuel Acuña”, un lugar donde se ofrece hospedaje, alimentación y atención, puesta en marcha por el gobernador Miguel Ángel Riquelme Solís.
A la obra se destinarán más de 4 millones de pesos, y según el mandatario estatal lo que se busca es lograr dotar con espacios dignos a la juventud que estudia, un apoyo económico para que logren avanzar en su metas.
El gobernador Riquelme reconoció que el recurso económico para construir más casa a los estudiantes se logró gracias al apoyo que dieron al Estado los diputados de Antorcha Campesina, que desde la Cámara de Diputados lograron que se etiquetarán los recursos.
“Yo reitero el compromiso de mantener la sinergia para trabajar en los proyectos que emprendamos y que redundan en un bien social, situación que va íntimamente ligado con el tema de la prevención a la violencia y la delincuencia”, subrayó.
La segunda etapa de construcción consta de dos salones, una aula audiovisual, además de barda perimetral, instalación eléctrica, suministro y colocación de puertas y ventanas, infraestructura que le será de mucha utilidad a Antonino y a decenas de compañeros con los que comparte la casa.
“Me gusta mucho la idea, pero más me enorgullece que el gobierno del Estado destine los recursos a obras como ésta, que nos abren las oportunidades para seguir en la escuela”, dice.
A Antonino no le costará la estancia en Saltillo, lo que valora mucho.
Mil veces mejor que regresar a un estado inmerso en la violencia, donde –comenta- todo mundo busca muertos y tumbas; donde la gente vive secuestrada o está al servicio de la delincuencia.
“Aquí la cosa pinta bien; mejor para quienes buscamos estudio y trabajo, que es todo lo que necesitamos”.