En el Panteón de Santiago ya no cabe ni un alma

Con más de 130 años como última morada de más de 15 mil 500 coahuilenses, el Panteón de Santiago, antes conocido como Belén, ya cumplió su ciclo, y ahora sólo es sitio en el que se visita a quienes se adelantaron en el camino, pues en él ya no cabe ni un alma.

Esto lo dio a conocer el administrador del camposanto, Víctor Manuel Coronado Campos, quien señaló que el Panteón de Santiago es uno de los más antiguos del norte del país.

Dijo que este cementerio fue fundado en 1884, es decir que contiene tumbas de ciudadanos que vivieron hace más de 132 años en esta capital y sus alrededores.

Coronado Campos comentó que a este panteón en un principio se le conoció como Panteón Belén, y que luego pasa a ser el Panteón Principal.

Ya en 1984, al pasar a la administración del estado, se le impuso el nombre de Panteón de Santiago, en honor al santo patrono de esta ciudad.

En este cementerio, localizado muy cerca del Cerro del Pueblo, yacen, según cuenta el encargado de 15 mil 500 tumbas, la más antigua, que data de 1885, un año después de su fundación.

Víctor Manuel Coronado Campos, quien tiene como administrador del panteón 17 años, informó que el cementerio ya cumplió su ciclo de vida, y sólo quedan los lugares que los familiares por cesión de derechos pueden ocupar en algunas bóvedas.

Aclaró que el Panteón de Santiago no es el más antiguo, pues esta distinción la tiene el de San Esteban, con al menos 100 años más de antigüedad y ubicado muy cerca del primero.

La administración está a cargo del Ayuntamiento de Saltillo.

Personajes ilustres descansan en el Panteón de Santiago

Destacó que el Panteón de Santiago es un verdadero museo en el que descansan personajes que formaron parte de la historia de Coahuila y de México.

En el centro del camposanto se encuentra precisamente la Rotonda de los Hombres Ilustres, en la que está la tumba del poeta saltillense Manuel Acuña; la morada data de 1873 y es una de las primeras y más antiguas del lugar.

También fueron sepultados aquí el pintor Rubén Herrera en 1933; Juan Antonio de la Fuente, en 1867; Andrés S. Viesca, en 1908; Óscar Flores Tapia, en 1998; Federico Berrueto Ramón, en 1980; además de Nazario Ortiz Garza, Antonio Narro y Rubén Moreira Cobos, entre otras