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Dios me eligió para ser sacerdote: Rafael López

Foto Especial

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16 de Abril 2019

Torreón, Coahuila / 16 de Abril de 2019

Por: Mariana Mejía

A los 17 años, el entonces joven estudiante de preparatoria Rafael López tuvo la inquietud de ser parte de la vida eclesiástica; con ciertas dudas en el camino, culminó su preparación en el seminario de Torreón y en las comunidades a las que se les envía como prueba para demostrar si en verdad desean convertirse en sacerdotes.

Cuenta que empezó en 1994 a involucrarse en los grupos juveniles de la Parroquia San Juan Bautista, en aquel entonces le hablaban mucho del padre (Gerardo) Zatarain, de su forma de ser y el trabajo que realizaba.

Lo anterior le causó intriga pues en ese tiempo, al ser un adolescente empezaba a cuestionarse hacia dónde tenía que ir, cómo es que iba a crecer, qué decisiones a futuro debía tomar.

“Yo estaba en un momento de búsqueda, hacia dónde voy a dirigir mis pasos, tenía muchas preguntas, fui con el padre Zatarain y me manda a un retiro al seminario, yo no tenía ni idea de qué era”, comentó.

Después del retiro, se da cuenta que no quiere ser sacerdote, que a pesar de que le gustó la vivencia, estaba por entrar a la carrera, y para él, era prioridad prepararse en su formación universitaria.

No obstante, al seguir conviviendo con los grupos, la intención fue creciendo, aún con familia, novia y una carrera a la mitad, sintió un llamado para intentar de manera más formal lograr ese objetivo

A los 20 años, la determinación fue mayor que la duda y por decisión propia, decidió abandonar sus estudios en el Tecnológico de La Laguna.

El dolor del prójimo toca su corazón

Después de esa etapa, ingresó al Seminario de Torreón, inmediatamente continuó en la Universidad Intercontinental y lo mandan a Congregación Hidalgo en Matamoros, Coahuila. Ahí le tocó el desbordamiento del Río Aguanaval, lo que realmente tocó fibras sensibles en su ser, pues vivió la desesperación de la población al quedarse sin nada.

“Ver la desesperación de la gente, ver el dolor, el sufrimiento me hizo ser más sensible a las necesidades de la población, muchas personas se quedaron sin casa, sin muebles, dónde hacer sus alimentos, dónde dormir, ahí empezamos a trabajar con la gente humilde, fue un trabajo tremendo durante un año”, recuerda.

Concluyen los estudios en el Seminario de Torreón y fue enviado a Monterrey, Nuevo León para estudiar Teología, carrera que culminó en el 2006.

“El obispo (de Torreón) en ese entonces José Guadalupe (Galván Galindo) nos pidió un año más de discernimiento, de ‘piénsale bien’, me mandaron a la colonia Las Julietas, vi la problemática social, eso me ayudó a saber qué tipo de presbítero quiero ser”, menciona.  

Sin embargo, ya una vez ordenado sacerdote, su primera encomienda fue ser formador de seminaristas, lugar en el que duró un año y fue enviado a estudiar a España pero de nueva cuenta aparecieron esas voces interiores que le hacían preguntarse si ese era su camino.

“En esa búsqueda me regresé a Torreón, hago una experiencia sacerdotal de meses en Guadalajara, después me mandan a San Pedro en la época de inseguridad, los sacerdotes no dejamos de estar ahí, estábamos acompañando a (familias de)desaparecidos, a familias violentadas”, dice.

Una vez superadas esas crisis en las que no estaba cien por ciento seguro de lo que estaba por venir, en el camino ha visto de todo, pero el reto no era ser solo espectador, sino tratar de generar un panorama de paz.

Y es que en eso radica el que hoy en día, la gente es católica pero va a la iglesia ¿por qué? Porque para él, la sociedad está lastimada, hay un tejido roto, no hay valores, no hay principios, no hay fundamentos que los haga plenos.

A lo largo de los años ha visto en primera fila, las crisis de inseguridad de la Comarca Lagunera que también afectó a los feligreses, los escándalos por pederastia a nivel mundial, nacional y local, el hartazgo de los ciudadanos por los malos momentos que rondan, pero algo que él asegura es que no escogió ser sacerdote, Dios lo escogió para ir por ese camino.

“Yo no es que quisiera ser sacerdote, es que Dios es el que te escoge, te llama pero también hay una decisión personal, Dios quiere que seamos felices, si Dios te llama al matrimonio tienes que ser feliz en el matrimonio, si Dios te llama a la vida consagrada, tienes que ser feliz en la vida consagrada pero eso tú lo tienes que descubrir en tu vida”, dijo.

El mensaje para jóvenes, hombres y mujeres que quienes tengan ese llamado ‘gusanito’ de integrarse a la comunidad de la iglesia, es que se acerquen, que se involucren directamente y que sepan que hay espacios para reflexionar y sean simplemente felices en cualquier camino que deseen llevar en sus vidas.

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