POR MIROSLAVA ZAPATA
Salió de su casa con la intención de ganar unos pesos con la venta de dulces y llevar algo de dinero a su familia, sin imaginar que su propósito se vería truncado por la Policía Municipal, quienes al verlo trabajando en la Alameda Zaragoza, lo detuvieron sin compasión.
Es la historia de José, quien no terminó la secundaria por falta de recursos económicos y debido a esto, en las maquiladoras solo ha encontrado trabajo de intendente, empleos que no ha querido aceptar, pues su paga es menor a los mil 300 pesos semanales, con lo cual, asegura, no puede sustentar el gasto familiar.
“Tengo dos hijos y mi señora, rento casa, compró pañales, pago la comida, el gas, la luz y el agua y la renta y con el dinero que me ofrecen en las fábricas nunca voy a completar, por eso prefiero andar vendiendo en las calles, pero los policías me detienen por no tener permiso”, dijo al momento de ser detenido.
A pesar del malestar ciudadano ante la que consideraron una arbitrariedad, los oficiales de seguridad pública, lo esposaron y subieron en la parte trasera de la patrulla.
“Suéltenlo, anda trabajando, ¿o qué prefieren, que ande robando?”, gritaban los ciudadanos que presenciaron la detención.
El joven, quien cuestionaba a los uniformados sobre el destino de su mercancía y si le iba a ser devuelta, fue trasladado a las celdas de la Policía Municipal en donde tendrá que permanecer como mínimo 36 horas por la falta administrativa.
Delito, desde esta administración
El privar de su libertad a las personas que ejercen el comercio ambulante sin permiso, es una disposición que se inició a partir de la presente administración local por disposiciones del edil Isidro López Villarreal.
El costo para darse de alta en el padrón de comerciantes ambulantes es de 700 pesos anuales más una cuota de alrededor de 300 pesos que tiene que pagar cada mes.
Ante estos “impuestos”, los vendedores ambulantes prefieren arriesgarse y no pagar el permiso pues aseguran que estos cobros afectan sus ingresos.