Depresión: filo de navaja entre la vida y la muerte

Saltillo, Coahuila / 28 Febrero 2018

Por: David González

Foto: Mario González

La depresión es como un delgado hilo, del cual penden la vida y la muerte, y la tijera que lo corta es el suicidio, compartió Minerva N, quien en enero perdió a su padre, que se decidió no vivir más.

Las razones para suicidarse suelen ser variopintas: la situación económica, la soledad, y hasta una ruptura amorosa mal manejada pueden provocar que cualquier ser humano caiga en depresión, estado anímico que hasta hace poco fue considerado enfermedad.

Minerva compartió a ese medio que hace apenas unos meses le fue detectado un cáncer incurable a su padre de 65 años, y quien orillado por la desesperanza ante la cruenta y cara lucha contra su padecimiento, decidió que le “quitaría un peso de encima” a su familia y se suicidó; el hombre creyó que así descansarían sus seres queridos; pero “nosotros vivimos con una herida que jamás se cerrará, su forma de irse nos impactó a todos sus seres queridos”.

Según cifras de la Secretaría de Salud, hasta hace tres años se considera la depresión en el catálogo de los padecimientos de salud mental, y se comenzó a llevar un control de sus números en el Sistema Epidemiológico Nacional.

Además, la dependencia informó que la enfermedad “altera el estado de ánimo, se presentaba en la población mayor y más en los de 65 y más, es decir los adultos mayores quienes la padecen más”.

Pese a lo anterior, en fechas recientes, la depresión ha comenzado a afectar a personas más jóvenes, y prueba de ello es que en la penúltima semana de febrero, se registraron 29 suicidios, más de la mitad ocurrieron en Saltillo; además en los primeros días del año, 14 personas se quitaron la vida en la región sureste; ocho en la Laguna, una en el centro y seis en la frontera norte.

Depresión “exponencial”

La Secretaría de Salud reportó que en los pasados tres años atendió a un total de 3 mil 218 personas con algún estados anímicos negativos, y abunda: en 2015, 719 personas demandaron atención por depresión; en 2016, 645; pero en 2017 se disparó la cifra a mil 854, además que la Fiscalía General reportó que a final de ese año se contabilizaron 214 suicidios, casi uno diario.

Ante este agobiante panorama, Martha Alicia Romero Reyna directora de Prevención de Enfermedades y Promoción de la Salud en Coahuila, subrayó que se implementaron desde el año pasado, diversas estrategias para evitar que las personas se quiten la vida, por lo cual ahora existen en la entidad los programas: la Línea Platícame, la Línea de la vida, mismas que canalizan a quienes requieran atención de un especialista.

La funcionaria subrayó que la depresión comienza a afectar a la población de entre 25 y 40 años, ya no es exclusiva de la gente longeva, como ocurría hace 10 años.

Apoyar a los “tristes profundos”

Por su parte, la académica y directora de la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), Karla Valdés, subrayó que la tristeza profunda debe ser tratada, pues derivaría en depresión y, quizá en la muerte.

La investigadora dijo que pese a “que su ambiente familiar impulsa al deprimido o triste profundo a ‘echarle ganas’ por sí mismo, en la mayoría de las situaciones no puede, por lo que requiere el mayor apoyo posible, además de intenso acompañamiento cuando vaya por su tratamiento y le dé seguimiento”.

A su vez, enfatizó que hay diversos tipos de la enfermedad: leve, moderada y severa, y en función de ello, es el riesgo de que una persona desee acabar consigo.

Y para saber si una persona tiene algún cuadro depresivo, señaló que entre los síntomas está “que la persona se deja de cuidar, de comer, quiere dormir a todas horas o padece insomnio, además de que nada ya lo alegra: eso es un foco rojo y hay que prestar atención de manera inmediata”.

Por lo anterior, la especialista en desordenes mentales de la UAdeC instó a la población a cuidar a sus familiares, y si tienen alguno con depresión, llevarlo a las instituciones encargadas del tema, mismas que trabajan de manera coordinada con la sociedad para evitar que esta enfermedad se vuelva crónica entre los mexicanos más jóvenes.