A pesar de que desde días antes personal del ayuntamiento convocó insistentemente a los vecinos de la colonia Virreyes para acompañar al alcalde Isidro López Villarreal en la inauguración de alumbrado público y trabajos de remozamiento en una plaza del sector, el munícipe los dejó plantados con el pretexto de que había pronóstico de lluvias y tormentas eléctricas.
La cita era a las 20:30 horas, por lo que los habitantes del sector empezaron a reunirse desde temprano en el parque ubicado en el bulevar José Sarmiento, esquina con Antonio de Mendoza.
Sin embargo, ni la coordinación de giras del alcalde ni los empleados de logística se molestaron en informar que López Villarreal decidió desde temprano y por indicaciones de Protección Civil, que el acto se cancelaría.
“Lo que nosotros decimos es que si convocan y todos los vecinos estamos listos para acompañarlo en el encendido del alumbrado público, por qué el señor no tiene la amabilidad de avisar que no viene”, manifestó a CAPITAL COAHUILA Jonhatan Zertuche López, habitante del sector.
“Llueva, truene o relampagueé él debió ser más respetuoso del tiempo de los demás. Somos muchas familias las que nos quedamos literalmente sentadas esperando al señor presidente municipal, pero no se dignó siquiera a avisar que no venía”, agregó.
Por su parte María Concepción Lucio Gaytán, una madre de familia, señaló que ninguna autoridad se apareció para ofrecerles una disculpa y decirles que el edil no iría a la cita con los vecinos.
“El problema con él (Isidro) es que no tiene la más mínima idea de lo que implica un compromiso. Es más importante no mojarse que atender las necesidades ciudadanas. Por si no sabe el señor, hay toldos y estructuras para protegerse de la lluvia”, expresó.
Ayer mismo la Dirección de Comunicación Social del Ayuntamiento informó por medio de un mensaje en internet que el evento se pospuso por probabilidad de lluvia.
“Buenas tardes, se pospone por probabilidad de lluvia el evento de la renovación de luminarias programado para (hoy) miércoles a las 20:30 horas”, publicó la dependencia.
El día que me plantó “Chilo”
ARMANDO GALVÁN
Miércoles 25 de mayo, 20:00 horas: Apresuro una sencilla cena, pues tengo una cita con “mi alcalde” Isidro López Villarreal en una plaza pública de la colonia, muy cerca de mi casa, que es la suya, y que hasta antier también era de Isidro.
Un día antes fui “atentamente” invitado al lugar en el que “mi alcalde” pasaría a saludar y reinauguraría alumbrado y otros trabajos de remozamiento. Mientras ceno, saco una hoja y escribo, por no dejar, algunas preguntitas que pienso hacerle a “mi alcalde” sobre su futuro político (también soy periodista). Mi esposa me sugiere quitarme la corbata, pero no, voy a ver a “mi alcalde”. (¿Me llevaré los tenis?). Ella accede a acompañarme y en dos minutos ya estamos en el lugar. Veo dos patrullas en uno de los flancos de la plaza. (La seguridad ante todo, es El Alcalde). Me estaciono al otro lado del parque y permanecemos en el coche. “Hace aire pero está agradable”, dice mi esposa.
20:30 horas: Dos jovencitas del La Salle se sientan en una banca de la plaza y se ponen a conversar. Varios niños se resbalan y columpian en la pequeña área de juegos desde cuyo centro se levanta un gigantesco arbotante de trébol, parte del “flamante” alumbrado que va a entregar “mi alcalde”. Una chica ataviada con un conjunto deportivo negro hace ejercicios de calentamiento mientras otro grupo de jóvenes juega una “cascarita” en la cancha de futbol rápido.Tres señoras se preguntan a qué hora irá a llegar “Chilo” y se acomodan en otra banca.
20:45 horas: Arriban más personas, algunas preguntan si “ya fue el evento”. La chica de negro ya empezó a trotar. (¡Chin, por qué no traje mis tenis!). “Ya llegaron más carros”, dice mi esposa.
21:00 horas: Ni luces de “mi alcalde”. (¡¿No me irá a dejar plantado…?!). Las chicas del Lasalle se retiran entre risas, la joven de negro ya lleva más de cinco vueltas. Ante la tardanza de “Chilo”, las tres señoras se ponen a caminar. (¡Cómo no traje mis tenis!).
21:20 horas: Me animo a investigar, atravieso a paso lento la plaza con mi esposa de la mano (hay que darle tiempo a “mi alcalde”, seguro se le hizo tarde). Pero… ¡oh sorpresa, ya no están las patrullas! Me empiezo a preocupar. Pregunto al matrimonio del puesto de hamburguesas si no iba a haber un acto ahí, en la plaza, con el alcalde. “Pues sí, había dos patrullas”, contesta la señora mientras prepara un gigantesco hot dog. (Y nosotros que ya habíamos senado). Cruzamos otra vez la plaza a paso lento, de regreso al auto. Alcanzo a oír a la señora: “A lo mejor le tuvo miedo al aire”. Los jóvenes siguen “cascareando” en la cancha de futbolito. “De perdido aprovechamos para caminar”, dice una de las tres señoras que llegaron juntas. La chica de negro ya lleva fácil más de diez vueltas. (¡Chin, me hubiera traído mis tenis!). Meto mi mano al bolsillo y encuentro el papel con las preguntas para el alcalde. Lo rompo y lo tiro en el cesto. Antes de abordar el auto, echo una última mirada al alumbrado, que parece decirme: “nos quedamos esperando”. Ah que “Chilo”. Me la hizo…
Pero no vuelvo. No tengo su tiempo.
DGM:.