Con lágrimas, agradecen milagros a la “Morenita”

Por: Miroslava Zapata / Gema Cardiel

En el templo se respiraba amor, bendiciones y devoción. Con rosarios, cantos y comidas, desde las seis de la mañana de este martes, miles de feligreses comenzaron a ingresar al Santuario para venerar a la Virgen de Guadalupe.

Al canto de “La Guadalupana”, los peregrinos católicos rezaban sus oraciones para luego, al salir del templo, degustar los antojitos que afuera se vendían. Los jóvenes, adultos y niños, felices miraban a la Virgen, mientras que con sus manos sostenían veladoras, flores e imágenes de la “Morenita del Tepeyac”.

En esta ocasión, no importaba si los asistentes al rosario de la Virgen eran familia, amigos o vecinos, todos se unieron con un mismo fin: no dejar de felicitar y agradecer a la “Guadalupana” en su día. Los menores ajenos al acontecimiento jugaban alrededor del altar, en tanto, otros pequeños sólo se limitaban a contemplar las luces que rodaban la imagen de la “Morenita” mexicana.

Como una forma de encender la fe, cientos de fieles arribaban al Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe con cuadros, rosarios o algún recuerdo que pudiera ser bendecido por el sacerdote en esta fecha especial para los católicos. Para Adriana Guadalupe, el llegar al Santuario es una gran felicidad que la llena de orgullo. “Para mí el 12 de diciembre es el día del perdón, de la entrega, del amor de los mexicanos a nuestra madre y de ella a los mexicanos, es el día de la magia sublime”, declaró mientras abrazaba con fuerza a su hijo de sólo tres años.

En tanto, para José Óscar Torres la fe es aquella que cada año lo hace llegar al Santuario para ver a “su madre santa”, como él la llama con cariño.

“Vengo como cada año a ver a mi Virgen, ella le salvó la vida a mi hija cuando apenas tenía seis meses de vida y que los doctores me la daban por muerta, de corazón siempre seré guadalupano”, comentó con la voz entrecortada.

Al grito de ¡viva la Virgen de Guadalupe!, los creyentes celebraron un año más y agradecieron por las bendiciones recibidas en este periodo.

Más de 20 años de fervor En Torreón, daban la siete de la mañana y la señora “Chayo” se levantaba para alistar todo: “hoy es el rosario”, dijo a su familia, quienes desde hace ya más de 20 años rezan a la Virgen de Guadalupe cada 12 de diciembre.

La razón, según platica, fue un accidente automovilístico donde viajaba junto a su marido ya finado y tres de sus cuatro hijos. “Fue una volcadura, nos fue muy mal, sobre todo a mí y a mi esposo, él se fracturó varias costillas, y pues perdimos nuestro medio de transporte”.

Las lesiones fueron tan severas que le impidieron que su esposo acudiera a trabajar, lo que dificultó las cosas, pues no podía salir a conseguir el sustento para la familia, y tuvieron serias limitaciones económicas.

“Él trabajaba por su cuenta, vendía huevo, frijol, papel, a tienditas más pequeñas, y cuando tuvimos el accidente perdió su camioneta que era su herramienta de trabajo, aparte de que estaba lastimado”.

Con cuatro hijos en la escuela, desde kínder hasta secundaria, los gastos del hogar y el pago de servicios, así como la presión por tener un ingreso era cada vez más estresante.

“Fue ahí cuando le pedí, Virgencita ‘ayúdanos, por favor, tenemos que salir adelante de esta’, le supliqué y le prometí que sí nos ayudaba cada año, sin falta, le haría su rosario”.

Y así es como cada 12 de diciembre reza con devoción a la Guadalupana, por el beneficio recibido e inculcando la creencia católica a toda su familia.

“Damos tamales y champurrado, no es para toda la gente como se hace comúnmente, yo dentro de mis posibilidades invito a las vecinas, a la familia, para que recemos, que es lo más importante”.

A nivel nacional, en todas las iglesias católicas, principalmente en la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México, los devotos visitan a su “Morenita”.