Cumplir 10 años parece fácil. Pero vivirlos con histiocitosis de células de Langerhans, un cáncer que afecta todo tu cuerpo y se presenta en uno de cada 200 mil bebés, es realmente un reto para quien lo padece.
Es la historia de Julio Karem, el pequeño que junto con sus padres emprendió desde el año y medio su encarnada lucha por la vida.
Y es que no solamente es sobrevivir. Es también tener calidad de vida durante el proceso para enfrentar la enfermedad, situación que ha resultado difícil, pero no imposible.
Callado, introvertido, pero con una chispa especial, –ríe cuando le digo que trae la música por dentro– Julio Karem se entretiene con mantener el control en los videojuegos; le gusta ver televisión, pero también le distrae jugar futbol “aunque sea un ratito”. A veces, sólo a veces, se deprime, pero de inmediato regresa a su cara el anhelo de ser feliz.
Su papá, Julio César Olivares Molina, lo acompaña todo el tiempo. Tiene dos trabajos y junto con su esposa Karen Lizet sacan adelante a sus tres hijos.
“Cuando le diagnosticaron la enfermedad no sabíamos de lo que estábamos hablando. La histiocitosis te afecta todos los órganos, desde la médula ósea, hasta el hígado, los pulmones los riñones. A mi hijo le trajo también como consecuencia la diabetes insípida y que su cuerpo dejara de producir la hormona del crecimiento”, comenta el padre.
Los síntomas del padecimiento dependen de los tejidos afectados. La anemia, fiebre, letargo y pérdida de peso son los más comunes.
El niño cursa quinto grado de primaria en la escuela Pablo L. Sidar, donde asiste desde los cinco años, tras superar las quimioterapias que recibió durante 36 meses.
Julio es uno de los dos beneficiarios del evento del “PancakeDay” organizado por Ihop en esta capital, mismo que donará el valor de las ventas de ayer en Torreón y Saltillo para la compra de medicamento.
La familia gasta al mes más de 14 mil pesos en la vacuna de la hormona del crecimiento, sin contar otros fármacos para la diabetes insípida y evitar la deshidratación. Cada vacuna cuesta cuatro mil 500 pesos, que no podrían pagar sin el apoyo de la Asociación Niños con Leucemia y del Seguro Popular.