Por: Notimex/Miroslava Zapata
Especialistas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) advirtieron acerca de los graves daños a la salud, sobre todo en la piel, generados por la insalubridad de la ropa proveniente de pacas que se comercializa a muy bajos precios en tianguis y puestos de la calle en todo el país.
Una dermatóloga del IMSS señaló que con sólo probarse prendas pueden contraerse enfermedades como tiña, sarna (escabiasis) y dermatitis de contacto, debido a que están sucia y puede traer piojos o ácaros.
“Comprar ropa de paca en tianguis y comercios informales representa un riesgo para la salud, ya que las prendas pueden estar infestadas de ácaros, piojos, contener algún tipo de químico o bacterias si es ropa interior, que al tener contacto con la piel provocan dermatitis, tiña, sarna y gonorrea”, señaló la experta.
Destacó que la ropa de paca tiene diversos orígenes: de segundo uso, traída de otros países, rescatada de tiraderos, de asilos, morgues y hasta panteones. La primera recomendación es evitar en lo posible comprar prendas de este tipo, y si se adquieren, además de no probárselas, las camisas, blusas y suéteres, entre otras prendas, deben lavarse con jabón y agua, ya sea a mano o en lavadora.
En el caso de chamarras, se tienen que depositar en una bolsa de plástico cerrada durante tres días, lo que asegura eliminar piojos y ácaros.
Los zapatos se deben dejar expuestos al sol. Explicó que no se recomienda adquirir, por ningún motivo, ropa interior en comercios no establecidos, ya que las medidas de higiene podrían no ser suficientes y causar gonorrea, una enfermedad crónica difícil de diagnosticar.
“En personas jóvenes es causa de dificultad para tener hijos, por la severa inflamación que provoca en el aparato reproductor”.
La dermatóloga indicó que la ropa de paca también puede estar infestada de ácaros que provocan escabiasis, enfermedad sumamente contagiosa, mejor conocida como sarna.
Basta con que una sola persona la tenga para que se propague en toda la familia.
Explicó que la sarna “se caracteriza por la presencia de lesiones rojas en la piel, sobre todo entre dedos, brazos, tronco, en genitales y mamas; provoca mucha comezón y se puede complicar porque con ese rascado constante y frecuente, sin lavado de manos, causa infecciones bacterianas secundarias que ocasionan malestar general y fiebre”.
Algunas prendas, destacó, esconden piojos entre las costuras, y estos causan ronchas en diversas partes del cuerpo, que a su vez generan comezón y molestias, principalmente en el tórax y sitios cercanos a las costuras de la ropa, que requieren tratamiento dermatológico para sanar.
No toda la ropa de paca es de segundo uso; el problema radica en que puede estar tratada con químicos y estos afectan la piel en personas susceptibles o con dermatitis atópica y causar dermatitis de contacto, que se distingue por inflamación pruriginosa (salpullido) o ardor.
Finalmente, informó que en los servicios de dermatología del IMSS se brindan a los derechohabientes diversos tratamientos para controlar y curar estas enfermedades; y en caso de contraer gonorrea, el paciente es referido con especialistas en áreas ginecológicas o de urología.
Negocio redondo
El revender la ropa usada para muchas familias saltillenses ha sido una oportunidad de negocio, en tanto para otros no y por ello prefieren viajar a Laredo, Texas, en Estados Unidos, para comprar la mercancía. Por otro lado, aseguran que de su negocio muchos han hecho su “minita de oro”, pues les exigen cuotas no autorizadas por las autoridades.
Margarita López Juárez tiene más de ocho años en un mercado sobre ruedas de la colonia Saltillo 2000, y asegura que al principio luchó mucho para hacerse de un punto en el lugar, pues varios jóvenes le exigían cuotas argumentando que eran para diversas asociaciones de comerciantes.
Aunque se libró de esas personas, sólo un tiempo dejó de pagar por vender ropa usada, pues desde hace más de dos años paga una cuota anual al municipio; la actual administración les cobra 900 pesos, a los casi 600 mil vendedores informales que tienen registrados en el padrón.
“No tengo quién me lleve a Estados Unidos a comparar ropa, y mucho menos dinero, por eso me dedico a comprar ropa usada barata para así revenderla, no deja mucho, pero al menos sí le saco lo doble”.
La mujer señala que una de sus compañeras del mercado va a Estados Unidos y quien en ocasiones le vende la ropa a bajo costo, y que en otras ella misma busca mercancía en los carros que llegan a vender a los mercados de manera ocasional, aunque eso sí, aunque sea por reventa, este negocio no deja de generar muy buenas ganancias.
“Uno aprende aquí muchas maneras de hacer negocio, y por eso nos acercamos a los carros que llegan para vender, ya sabemos que lo que quieren es deshacerse rápido de sus cosas y por eso dan muy barato lo que traen, lo cual por lo regular están en buenas condiciones”.
En tanto, Luz Verónica es una madre de familia que ha dedicado 15 años de su vida a este negocio que hoy, a decir de ella misma, le dejan “jugosas” ganancias.
“De primero yo hacía lo que muchas, revendía, pero un día me empecé a juntar con una de aquí que me dijo que compraba las cosas muy baratas en Laredo, Texas, que de hecho algunas las traía regaladas, me decía que cuando iba recorría las colonias y tomaba de las calles lo que algunos gringos tiraban”.
Para Luz Verónica no hay prenda de vestir a la que no le saque lo triple de lo que le costó, y es por ello que para ella este es un negocio redondo que a diario le deja una ganancia de mil 500 a 2 mil pesos.
Asegura que gracias a la antigüedad que ya tiene en este negocio, difícilmente se encuentra con personas que le quieran “ver la cara”, al cobrarle cuotas inexistentes.
“Ahorita eso ya no nos pasa porque tenemos nuestro permiso, pagamos puntual, y nos ponemos de manera continúa, más bien los del municipio andan contra las personas nuevas, las que no tienen permiso, y las que se ponen sólo en ocasiones a vender”.
Sin necesidad de trabajar
Luz Verónica asegura que gracias a las “jugosas” ganancias que tiene a diario, no necesita de un trabajo formal, pues asegura que en el mercadillo obtiene más dinero.
“Muchos me dicen que si no me gustaría tener un trabajo, aunque sea por el seguro, pero pues tengo Seguro Popular y ahí me atiendo cuando me llego a enfermar”.
Magdalena es una una joven de 20 años, tiene dos hijos y sólo cursó hasta sexto año de primaria, por esta situación difícilmente le dan trabajo, por lo que tomó la decisión de dedicarse a la venta de ropa usada.
“No tengo dinero para pagar permiso, por eso me pongo en la orilla, donde nadie me vea, porque apenas saco de 80 a 100 pesos diarios, aquí los inspectores son prepotentes y si no tienes te piden que te vayas y si no te quitan las cosas”.