Busca SEMA y Profauna establecer políticas públicas para protección de la ruta migratoria de la monarca

LAURA ESTRADA

En la ruta de la mariposa monarca, a México le toca proteger mil 200 kilómetros de territorio de migración, “la parte más difícil”, señaló Cecilia Ochoa Blackaller, Coordinadora de Educación Ambiental, en Protección de la Fauna Mexicana AC, quien indicó que el constante cambio de uso de suelo de terrenos, ríos contaminados y tala de árboles son la principal problemática para mantener protegidas las zonas de descanso de esta especie, por lo que la asociación en coordinación con la Secretaría del Medio Ambiente, busca establecer convenios con gobiernos municipales para el cuidado de la ruta migratoria.

Manifestó que Acuña al ser puente de entrada de la ruta migratoria por México, hay lugares como el parque Braulio Fernández Aguirre, dónde suelen descansar las mariposas, por lo que esta frontera se caracteriza por proteger sitios específicos y en ese sentido se busca trabajar con los demás municipios para influir en las políticas públicas y evitar la tala de árboles o el cambio de uso de suelo de terrenos que sirven de posada a las monarca.

Explicó que las mariposas escogen árboles o terrenos específicos para dormir, los cuales han sido identificados en los distintos municipios que colaboran con el programa “correo real”, sin embargo, en muchos casos por el cambio de uso de suelo aprobados por los mismos municipios, se talan árboles o se construyen propiedades, desechando de esta manera los lugares de descanso de la monarca, por lo que es necesario que se desarrollen políticas públicas para proteger sus espacios.

Indicó que también es necesario seguir concientizando a la población que transita por las carreras, incluso en las ciudades por donde pasan las mariposas, en el sentido de que respeten los señalamientos de velocidad en presencia de monarcas, ya que durante su ruta, el punto uno por ciento de los millones que pasan, son atropelladas, según datos de un estudio de la Universidad Autónoma de Nuevo León, situación que se podría subsanar si los automovilistas redujeran la velocidad a 60 kilómetros por hora, ya que el vuelo aerodinámico de la especie, evita el atropellamiento.