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Amores que matan

Foto: Leslie Delgado

Foto: Leslie Delgado

08 de Marzo 2023

Feminicidios, el acto de violencia extrema contra la mujer

Leslie Delgado

La cifra persiste, cada día 10 mujeres son asesinadas en México, la violencia machista inmuta la voz de sus víctimas para siempre. Específicamente en 2022 en Coahuila se cometieron 24 feminicidios, de los cuales se obtuvieron tres sentencias a través de procedimientos abreviados, 18 siguen en pie; a decir de la Fiscalía General del Estado cerca del 80 por ciento fueron privadas de la vida por sus parejas, y el resto por algún familiar, pero algo es cierto: todas las víctimas conocían a sus agresores.

De acuerdo a cifras proporcionadas por la Unidad de Investigaciones Especiales de la FGE, desde el 2020 se han contabilizado 70 mujeres sin vida en la entidad, donde las víctimas han sido desde menores de edad hasta adultas. Precisamente Coahuila es uno de los pocos estados de la república donde se especifica que una relación sentimental, laboral, de confianza o consanguinidad entre la víctima y el agresor son indicativos de feminicidio.

“El año pasado en el rango de edad de cero a diez años tuvimos una víctima, en el rango de 11 a 20 cinco muertes, en el rango de 21 a 30 años son tres, de 31 a 40 son ocho, de 41 a 50 años son tres, de 51 a 60 años son dos finalmente de 60 y más son dos”, detallo Martha Rivero, titular de esta unidad.

“De los casos que tenemos son derivados de celos o en atención a que ya había solicitado la separación de la pareja y es ese tipo de discusión cuando se detona o genera el feminicidio y cuando son menores de edad generalmente está relacionado con cuestiones de violencia familiar”, agregó.

Según las Fiscalías, el sujeto que comete el crimen vive una intensa conmoción del ánimo que provoca un desorden del comportamiento, la pérdida del dominio de su capacidad reflexiva y la disminución de sus frenos inhibitorios, lo que desencadena un delito del que prácticamente él no era responsable.

La abogada Karla Micheel Salas explica que incluso desde antes de que en los Códigos Penales existiera la palabra feminicidio, muchos “crímenes pasionales”, en los que la mujer engañaba a su pareja, se volvían atenuantes para disminuir la pena en caso de que fueran asesinadas.

Una puerta sin salida

Para la psicóloga y especialista en atención a mujeres en situación de violencia, Laura Salgado Espinoza, la concepción y el arraigo que prevalece del amor romántico y los roles de género en la sociedad, provoca que las mujeres busquen aplicar estos modelos en su vida.

“La sociedad en general crecemos en un entorno donde se normalizan conductas violentas bajo los preceptos de los mitos del amor romántico, de la comprensión de la mujer en estas expectativas que se tienen desde los mandatos patriarcales y por supuesto en las ganancias secundarias, es decir, si yo tolero la violencia ¿qué obtengo? no estoy sola, tengo acceso a un recurso, socialmente tengo el reconocimiento de las personas porque el amor todo lo puede (…) sí es muy importante tener esta perspectiva integral que desde la infancia se pueden ir normalizando estas prácticas violentas, en la adolescencia hay un choque de lo social y lo personal para las mujeres y es en la adultez cuando se puedan percatar en la primera expresión de violencia incluso pueden pasar años para que lo externen abiertamente”, expuso.

Existen varios mitos que giran en torno al amor romántico, y muchos de estos contribuyen a la normalización de conductas negativas e incluso agresivas hacia las mujeres. “El amor todo lo puede”, se usa como una excusa para no modificar el comportamiento o situaciones que afectan a la pareja; los conflictos y los celos son también son parte de estas situaciones, que son normalizadas dentro del vinculo afectivo que hacen se naturalicen actitudes negativas.

“El saber que están en los círculos más cercanos las personas que le quitan la vida a las mujeres desde padres, padrastros, tíos abuelos, parejas, ex parejas pues esto nos habla de inclusive de todo un sistema de cómo opera para hacer pensar que el cuerpo de las mujeres no les pertenece e inclusive cómo se articulan los dispositivos de control para las mujeres y poder revisar cuáles son las justificaciones que habitualmente utilizan las personas que han cometido feminicidio. Por un lado tenemos este mensaje social para todas nosotras respecto a que si tu quieres salir de una relación, si tu ya no estás a gusto con el entorno, si estás observando infidelidad que al final es una expresión de violencia, cualquier mujer que quiera salir de este entorno tiene un alto riesgo ser asesinada”, puntualizó.

“La violencia puede tener efectos en el estado de ánimo como por ejemplo la depresión, ansiedad, en otros casos también la ideacion suicida, por otro lado el trastorno de estrés postraumático complejo. Al final cuando hemos estado observando los efectos tiene eco en la parte de la salud, proyecto de vida y el acceso a oportunidades una mujer que vive un entorno de violencia esta enfocada en proteger y sobrevivir por eso también es importante tener en cuenta esto para las acciones que puedan generarse como medida preventiva”, subrayó.

¿Hasta que la muerte los separe?

Pese a que la religión católica no reconoce el feminicidio como un delito y como el acto de violencia extrema contra una mujer, sino como un agravante, el sacerdote, diocesano, Vicente Eliamar considera importante reforzar las acciones preventivas entre las parejas y la sociedad. Incluso, mencionó que el Papa Francisco declaró que son insuficientes los acompañamientos espirituales dirigidos a los matrimonios.

Además, desde su perspectiva como presbítero aconseja la separación ante estos casos graves; “la recomendación siempre es preservar el bien y la vida en todo caso, en ese sentido cuando una mujer acude a una dirección espirtual y habla de estar sufriendo de violencia siempre se le propone que se custodie en la propia integridad de los hijos como una prioridad definitivamente, también más adelante se hablara la cuestión del perdón y aquí hay que tener cuidado porque hay quien piensa que por hablar de perdón estamos hablando de solapar o de simplemente someterse o aceptar los abusos que se pudieran cometer”, explicó.

“El perdón es más bien, la liberación interior de la carga afectiva que la violencia ha supuesto y exhortamos a que se perdone y denuncie que no son cosas opuestas porque la denuncia es la exigencia de la justicia que es connatural a la dignidad de todas las personas. Contrario a la leyenda negra de que tienen que aguantar porque es tu marido, no es así y cuando hablamos de una violencia grave otro tema que también es espinoso y delicado sería el de la separación que no es un estado querido por si mismo pero a veces es necesario cuando la relación es insostenible, cuando seguir juntos es mayor el daño que el beneficio, cuando se buscaron los medios para resolver ya no hablamos solo de violencia, sino de cualquier conflicto, cuando se buscaron medios para resolver y no se obtuvieron resultados entonces es tolerable la separación de los cónyuges siempre por el bien tanto físico como espiritual de ambos y cuando se trata de un abuso o violencia claro que hay que preservar el bien de la víctima”, indicó.

Una luz al final del túnel

Contrario a lo que se piensa, actualmente la violencia física no se tipifica como feminicidio en grado de tentativa, para las autoridades judiciales, la gran diferencia radica en que el agresor tenga la intención final de privar de la vida a su víctima.

“Se tiene que acreditar que la intención era precisamente privar de la vida a la víctima y que no pudo lograr su cometido en atención a que hubo un factor externo que lo impidió o en ocasiones el haber creído que ya había consumado el feminicidio y se retira pero la víctima sobrevive, es cuando se configura el feminicidio en grado de tentativa, es la diferencia de la violencia física cuando únicamente es lesionar a la pareja”, sostuvo Martha Rivera.

Sin embargo, la especialista en violencia de género opinó que es necesario tipificar cualquier agresión física contra una mujer como un intento de feminicidio, independientemente de que la víctima sobreviva a un ataque de su victimario.

“Antes se hablaba de la escalada de violencia como un efecto paulatino con esta fase de tensión, explosión y luna de miel, úla realidad es que podemos ir de cero a 100 en una situación de violencia y ponen en debate qué heridas o lesiones ponen en riesgo la vida y cualquier acto que haya tenido un daño en el cuerpo pone en riesgo la vida son muy aventurados este tipo de criterios que luego se manejan. La violencia física en cualquier tipo de expresión puede representar que peligre la vida de una mujer y las personas a su alrededor”, concluyó Salgado Espinoza.