Hasta tres cuartas partes de los niños y los jóvenes migrantes y refugiados que cruzan el Mar Mediterráneo hacia Europa se enfrenta a abusos, explotación y tráfico, de acuerdo con un informe difundido este martes por dos agencias de la Organización de las Naciones Unidas.
Elaborado por el Fondo de la ONU para la Infancia (Unicef) y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), el informe destacó que el mayor número de víctimas proceden del África Subsahariana, lo que revela las consecuencias de la discriminación y el racismo.
Los niños migrantes y refugiados que migran a Europa enfrentan niveles alarmantes de abusos. De acuerdo con el informe, 77 por ciento de los que viajan por la ruta del Mediterráneo central denuncian ser víctimas directas de abuso, explotación y prácticas equivalentes al tráfico humano.
El informe destacó que si bien todos los migrantes y refugiados están expuestos a graves peligros, los niños y los jóvenes en tránsito tienen muchas más probabilidades de ser víctimas de explotación y tráfico que los adultos de 25 años en adelante.
Los niños y jóvenes enfrentan cerca del doble de probabilidades de ser abusados que los adultos en la ruta del Mediterráneo oriental y un 13 por ciento más si atraviesan la ruta del Mediterráneo central.
Aimamo, un niño no acompañado de 16 años procedente de Gambia al que se entrevistó en un refugio de Italia, describió cómo tras su llegada a Libia los traficantes lo forzaron durante meses a extenuantes trabajos manuales.
“Si intentas correr, te disparan. Si dejas de trabajar, te pegan. Éramos como esclavos. Y cuando acaba el día, te dejan encerrado”, afirmó el menor.
El informe está basado en los testimonios de unos 22 mil migrantes y refugiados entrevistados por la OIM, de los cuales al menos 11 mil eran niños y jóvenes.
“La cruda realidad es que se ha convertido en habitual que los niños que están en tránsito por el Mediterráneo sean víctimas de abusos, trata, violencia y discriminación”, explicó Afshan Khan, directora regional de Unicef y coordinadora para la crisis de refugiados y migrantes en Europa.
Khan agregó que “los dirigentes de la Unión Europea deben establecer soluciones duraderas que incluyan rutas migratorias seguras y reguladas, habilitando pasadizos de protección y encontrando alternativas a la detención de los niños migrantes”.
Por su parte, Eugenio Ambrosi, director de la OIM para la Unión Europea, Noruega y Suiza, aseveró que “las razones por las que las personas dejan sus países para escapar de la violencia, la inestabilidad o la pobreza son graves, y les obligan a emprender peligrosas travesías”.
Estos viajes son emprendidos por los menores a sabiendas de que podrán verse forzados a pagar con su dignidad, su bienestar e incluso con sus vidas, destacó Ambrosi.
“Cualquier medida distinta al establecimiento de más rutas migratorias reguladas resultará poco efectiva. Además, debemos revigorizar un enfoque basado en derechos para la migración, empleando mecanismos mejorados para identificar y proteger a los más vulnerables”, señaló el funcionario.
El informe demuestra además que, si bien todos los niños en tránsito están expuestos a mayores peligros, aquellos que proceden del África Subsahariana tienen muchas más probabilidades de ser víctimas de explotación y tráfico que los de otras partes del mundo.
Los organismos indicaron que “el racismo es un importante factor subyacente de esta discrepancia”. Asimismo, se ha puesto de manifiesto que los niños y los jóvenes que viajan solos, los que emprenden viajes más largos y aquellos que cuentan con niveles educativos más bajos son más vulnerables.
Según se desprende del informe, la ruta del Mediterráneo central es especialmente peligrosa, ya que la mayoría de los migrantes y refugiados atraviesan Libia, que sigue dividida por el desgobierno, las milicias y la criminalidad.
En promedio, además, los jóvenes pagan entre mil y cinco mil dólares por el viaje, por lo que a menudo llegan a Europa endeudados y, con ello, expuestos a peligros adicionales, de acuerdo con el documento.
El informe llamó por ello a que todas las partes implicadas (países de origen, tránsito y destino, la Unión Africana, la Unión Europea, organizaciones nacionales e internacionales con ayudas de la comunidad donante) den prioridad a una serie de acciones.
Entras estas acciones destacan establecer rutas seguras y reguladas para los niños en tránsito; fortalecer los servicios de protección para niños migrantes y refugiados, ya sea en los países de origen, tránsito o destino; y encontrar alternativas a la detención de los niños en tránsito, entre otras.