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15 de febrero de 2025
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Transición Macri-Fernández, el reto de levantar a Argentina

Transición Macri-Fernández, el reto de levantar a Argentina
  • enero 1, 2020

Por Daniela Flores González

México, 1 Ene (Notimex).- El 10 de diciembre recién pasado la Casa Rosada cambió de huésped, pero para el nuevo inquilino alojaría las mismas dificultades: una economía con una aparente maldición que le impide crecer, cifras de desempleo hasta el cielo y un nuevo cambio drástico del proyecto de nación, dado que el fracaso atenta contra la posibilidad de continuidad.

Ese día, el nuevo presidente de Argentina, Alberto Fernández, abogado peronista, recibió el bastón de mando de parte de Mauricio Macri, el primer mandatario en la historia del país que es derrotado en los comicios donde su reelección estuvo en juego.

El poder no fue la única herencia que recibió Fernández y se ha dado cuenta conforme camina por los pasillos del Palacio de Gobierno, a los que incluso les hace falta una escalera histórica, demolida mientras Macri y su partido Cambiemos habitaban la Casa, según destacó el medio local Página 12.

“Reconozco que nuestras reformas económicas no llegaron a tiempo, pero Argentina está más preparada para crecer que hace cuatro años”, fue el enunciado con el que Macri comenzó a explicar el desastre económico de su gestión, en un discurso matizado, donde los esfuerzos sin frutos se disfrazaron de resultados.

Ni Macri ni el 70 por ciento de la población argentina quedaron satisfechos con el crecimiento económico ni las medidas contra la inflación, demostró el Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP) de Argentina. El primer mandatario no peronista desde la Segunda Guerra Mundial dejó ver que, hasta el momento, la respuesta a los obstáculos económicos inherentes de la región sigue oculta.

Argentina: una economía desequilibrada

Según el discurso oficial, los dos primeros años de la gestión pasada mostraron que la economía llevaba un buen rumbo, ya que bajó el índice de pobreza y mejoraron los salarios, pero, según Macri, Argentina se colocó en una situación demasiado frágil cuando se acabó el financiamiento ante la restricción externa.

El ingeniero y economista argentino Marcelo Diamand fue quien identificó desde la década de 1950 el problema cíclico que enfrenta el país conforme busca el crecimiento económico. A esa “piedra en el zapato” la denominó “estructura productiva desequilibrada”, una condición que desemboca en restricción de dólares.

El autor argentino explica que la estructura productiva desequilibrada se hace visible al comparar el avance del sector agropecuario y la industria en Argentina, donde el primero es competitivo en el exterior, pero el segundo aún no consigue integrarse al mercado internacional y es dependiente de la inversión externa.

El desequilibrio en los sectores productivos de Argentina le ha generado restricciones externas que han desembocado en una reducción en la capacidad de generar divisas, lo que también provoca un incremento de la deuda pública y la carencia de recursos para financiar obras sociales. Todo un problema que se ha agudizado desde el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner hasta la fecha.

Durante su informe de gobierno, Macri describió un constante sube y baja de la economía argentina, donde la sequía, el fin del financiamiento, los resultados de las elecciones primarias de 2019 y saltos en el dólar llevaron al retroceso, que el ya expresidente definió como un “miedo al futuro”.

Ni el pasado ni el futuro dan tregua

Macri dio sus números en materia de deuda pública, donde admitió un incremento de los mismos, pero se lavó las manos al mencionar que dos de tres pesos prestados fueron para pagar las deudas del peronismo, no los errores de la centro-derecha.

Los resultados en materia económica presentados al cierre del discurso oficial parecían un mensaje para la nueva administración de Alberto Fernández que quería transmitir lo siguiente: la herencia de la crisis no es de cuatro años, sino de cuatro décadas, donde ni la izquierda ni la derecha se han librado de la caída libre sin maquillar cifras.

La economía es el centro del que se desprenden los problemas que deberá enfrentar la transición de gobierno. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) argentino, el gobierno de Cambiemos deja un índice de pobreza del 35 por ciento y una tasa de desempleo del 10 por ciento.

El Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad de Avellaneda también ha sido enfático en que el endeudamiento generará presiones sobre el presupuesto público y las reservas, por lo que se deberán definir políticas fiscales que impidan una devaluación mayor.

Además, el Observatorio hizo un análisis desde el ámbito macroeconómico, donde destacó que 31 variables de 32 de la economía argentina presentan una herencia peor para el gobierno de Fernández que la que afrontó Macri tras los resultados electorales de 2015.

“El panorama en materia de empleo, producción, salarios, jubilaciones y pensiones, consumo, inversión, inflación, deuda, fuga de capitales, entre otras, es altamente preocupante”, destacó el Observatorio.

La vuelta al peronismo

En las elecciones del 27 de octubre de 2019 el pueblo argentino devolvió el poder a la izquierda. El Frente de Todos (FdT) obtuvo la victoria por más del 47 por ciento de los votos y, con ello, el exjefe de Gabinete de gobiernos kirchneristas, Alberto Fernández, ganó la oportunidad de dirigir y contrajo un compromiso con Argentina.

El discurso de Alberto Fernández ha dejado claro que está a favor de mirar al pasado y recuperar la visión política del fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007), quien definió efectivas políticas para enfrentar la crisis económica de 2002.

Ahora, la evidencia más clara del regreso al kirchnerismo está en la vicepresidencia, desde donde la viuda de Néstor Kirchner y expresidenta, Cristina Fernández, vigilará la definición de nuevas políticas con el enfoque oficialista y buscará la aprobación de nuevas leyes desde la presidencia del Senado argentino, a pesar de las investigaciones en su contra por corrupción y uso de bienes públicos para fines privados.

La fuerte llegada del peronismo se hizo visible desde los primeros días del nuevo gobierno, cuando se envió a debate al legislativo y se logró la aprobación de la Ley de Seguridad y Reactivación Productiva en el Marco de la Emergencia Pública, la cual plantea aumentos al llamado “dólar turista” y otras medidas para la sostenibilidad de la deuda pública.

La publicación de la primera ley del gobierno de Fernández se realizó el 23 de diciembre de 2019, pero no estuvo libre de críticas. La legislación busca incrementar retenciones y derechos de exportación para el sector agropecuario, la suspensión por 180 días del sistema de ajuste para las jubilaciones y un incremento del 30 por ciento en la compra de divisas.

Si algo puede probarse del discurso de Mauricio Macri es que la herencia de crisis no es de cuatro años atrás, sino una consecuencia de la historia de Argentina, donde la democracia ha presentado avances significativos al haber permitido un periodo político de alternancia frente al peronismo, pero se ha quedado atrás en el repunte económico.

En su discurso en la Plaza de Mayo Alberto Fernández habló a los argentinos sobre el futuro del país bajo una visión peronista-kirchnerista y, supuestamente, sin privilegios para la clase política. Hizo una promesa que generó la euforia del pueblo argentino, aunque no es nueva, ya que asoma en el inicio de cada periodo presidencial. Vamos a “levantar a la Argentina”, dijo Fernández, que tendrá los próximos cuatro años para intentar hacerlo posible.

-Fin de nota-

NTX/I/DFG/FJ/