La empresa dedicada a la producción de alimentos Kellogg’s, con sede en Michigan, Estados Unidos, anunció su decisión de paralizar las actividades de su filial en Venezuela, debido al “deterioro económico y social” que enfrenta el país; Nicolás Maduro, el presidente, se mostró molestó ante el anuncio, al que calificó como una estrategia para afectarlo, de cara a las elecciones.
Tras mostrar su posición, Kellogg’s procedió a cerrar su fábrica, ubicada en la ciudad de Maracay, en el estado de Aragua, afectando a alrededor de 300 empleados.
Según la prensa local, los trabajadores se dieron cita como todos los días en su espacio de trabajo, que operó durante 57 días, para encontrarse un letrero en el que se daca cuenta de la situación.
De manera pacífica, los empleados esperaron a la gerencia a las puertas de la fábrica.
“No notificaron nada, y simplemente llegamos y no dejaron pasar a nadie”, dijo Omar Rodríguez, quien trabajo 26 años en la compañía, a la agencia de noticias AP.
Rodríguez agregó que las actividades se cancelaron en la fábrica desde el pasado viernes, por supuestas actualizaciones.
El ministro del Trabajo, Nestor Ovalles, arribó a las instalaciones de Kellogg’s, acompañado de un juez, para evaluar la situación.
A cinco días de las elecciones presidenciales, en un mitin celebrado en Carabobo, el mandatario Nicolás Maduro señaló que el gobierno a su cargo decidió entregar la planta a los trabajadores.
Maduro calificó el hecho como “absolutamente inconstitucional e ilegal”, y se mostró a favor de que los empleados mantengan la producción.
Maduro dijo que la paralización fue acordada por la empresa a cinco días de las elecciones presidenciales porque “creen que el pueblo se va a asustar”. El mandatario indicó que el gobierno iniciará acciones judiciales para solicitar la captura internacional de los dueños y accionistas de Kellogg’s para que “paguen en los tribunales”, pero no ofreció detalles.