Este viernes 27 de abril será recordado como un día histórico. Casi 58 años después de que comenzara la guerra de las Coreas y la división de las mismas, hoy los líderes de ambas naciones dejaron atrás la tensión que se sentía en la península y las amenazas constantes de reavivar el conflicto.
La reunión inédita entre Moon Jae-in (Corea del Sur) y Kim Jong-un dio como resultado el acuerdo de denuclearizar la península, avanzar con rumbo a la paz, promover reuniones entre familiares coreanos que viven separados por la frontera y una frase que deja viva la llama de una posible reunificación: las Coreas “están unidas por la sangre como una familia y los compatriotas no pueden vivir separados”.
El autor de esas palabras fue Kim Jong-un, el hombre que hace apenas unos meses amenazaba a Corea del Sur y a Estados Unidos con activar un botón que detonara una guerra con armas nucleares.
Es cierto, los líderes de Corea del Norte y del Sur no dieron más detalles y fueron más diplomáticos que concretos. Repitieron la vieja promesa de liberar la península coreana de armas nucleares, pero sin proporcionar medidas específicas, ni forjar posibles avances en un asunto que ha cautivado y aterrorizado a muchos desde el año pasado, cuando las naciones rivales parecían abocarse a la guerra.
La vaga declaración conjunta firmada por el líder norcoreano, Kim Jong Un, y el presidente surcoreano, Moon Jae-in, para lograr “una Península de Corea libre de armas nucleares mediante una completa desnuclearización” activa uno de los asuntos más inquietantes de la política internacional, antes de la esperada reunión que mantendrán en unas semanas Kim y el presidente de Estados Unidos, 20.
Pese a esto, la histórica cumbre de este viernes entre las Coreas podría ser recordada por la imagen de los líderes de dos naciones, separadas por un profundo y amargo historial de desencuentros, estrechándose la mano y sonriendo de oreja a oreja cuando Kim cruzó la losa de concreto que delimita la frontera para saludar a Moon, antes de entrar juntos en el Norte y regresar de nuevo al Sur.
Al final de la cumbre, Kim se enfrentó un muro de cámaras que transmitieron al mundo su imagen, mientras declaraba que las Coreas están “unidas por la sangre como una familia y los compatriotas no pueden vivir separados”.
El histórico saludo entre Kim y Moon, y su posterior conversación de 30 minutos sobre una pasarela en la frontera, se produjeron a escasos metros del lugar donde hace unos meses un soldado de Pyongyang desertó al Sur, en medio de una lluvia de balas. También está muy cerca de donde soldados norcoreanos mataron a hachazos a dos soldados estadounidenses, en 1976.
Las Coreas realizaron avances en otras cuestiones que las separan. Acordaron zanjar sus desacuerdos sobre la frontera marítima occidental designando esa área como “zona de paz” y garantizando el trabajo seguro de los pescadores de ambos países.
Moon acordó visitar la capital norcoreana en otoño y ambos líderes dijeron que se reunirán de forma regular e intercambiarán llamadas telefónicas a través de la línea habilitada recientemente. Además, abrirán una información de comunicación permanente en la localidad norcoreana de Kaesong y reanudarán las reuniones temporales entre las familias separadas por la Guerra de Corea (1950-1953).
Seúl y Pyongyang anunciaron también que impulsarán de forma conjunta conversaciones con Estados Unidos, y posiblemente con China, para poner fin oficialmente a esa guerra, que se cerró con un armisticio que hace que las dos naciones sigan técnicamente en guerra.
“Siento que estoy disparando una bengala en la línea de salida en el momento de (que las dos Coreas) escribir una nueva historia en las relaciones Norte-Sur, la paz y la prosperidad”, dijo Kim a Moon al sentarse a la mesa de negociaciones, que fue construida para que los separen 2018 milímetros exactos, al inicio de su reunión a puerta cerrada.
Moon respondió que había grandes expectativas para que alcanzar un acuerdo que sería “un gran regalo para toda la nación coreana y para todas las personas pacíficas del mundo”.
Kim reconoció el escepticismo generalizado: “hemos alcanzado grandes acuerdos antes pero no hemos podido cumplirlos (…) Hay opiniones escépticas sobre si la reunión de hoy arrojará resultados significativos”.
“Si mantenemos una voluntad firme y avanzamos de la mano, será imposible al menos que las cosas empeoren de cómo están ahora”, añadió.
Durante el encuentro matinal, Kim bromeó con que se asegurará de no volver a interrumpir el sueño de Moon, en referencia a la batería de pruebas de misiles realizadas de madrugada el año pasado. Kim también mencionó una isla surcoreana que fue alcanzada por artillería en 2010, un incidente que causó cuatro fallecidos, señalando que los residentes de Yeonpyeong, que han estado viviendo con miedo a los ataques norcoreanos, tienen grandes esperanzas en que las conversaciones ayuden a sanar las cicatrices del pasado. Kim apuntó además que visitaría la Casa Azul, sede de la presidencia surcoreana, si lo invitan.
Antes, los dos mandatarios sonrieron ampliamente mientras Moon apretaba la mano de Kim y lo acompañó por una enorme alfombra roja a territorio surcoreano, donde escolares entregaron flores a Kim, una guardia de honor esperaba a pasar revista y una banda militar interpretó canciones tradicionales coreanas queridas en los dos países. Fue la primera vez que un líder norcoreano cruzaba al sur de la zona desmilitarizada desde el final de la Guerra de Corea en 1953.
En el saludo entre los dos líderes, hasta el último detalle estuvo planeado. Los cientos de periodistas que cubrían el acto estaban en un enorme centro de prensa alejado de lugar donde se celebró la cumbre, a excepción de un pequeño grupo de reporteros, muy controlados, que retransmitieron desde la frontera.
Moon esperó junto a la línea divisoria, moviéndose ligeramente hacia adelante en el momento en que vio que Kim, vestido con un traje oscuro de estilo mao, aparecía frente a un edificio en el lado norte. Entonces se dieron la mano sobre la barrera de concreto que marca la frontera.
Moon invitó a Kim a cruzar al Sur y, una vez allí, dijo: “Usted ha cruzado al Sur pero, ¿cuándo podré cruzar yo?”, a lo que el norcoreano respondió: “¿Por qué no cruzamos ahora?” y tomó la mano de Moon para acompañarlo al Norte y regresar al punto de origen. Luego se hicieron fotos ceremoniales mirando primero al norte y luego al sur.
TRUMP SE ATRIBUYE EL ÉXITO
El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, utilizó su cuenta de Twitter para manifestar respecto al momento histórico que se vivió en la península coreana.
El mandatario, quien intercambió amenazas con Kim Jong-un sobre quién tenía las mejores armas nucleares, afirmó que la guerra de las Coreas terminará. “Estados Unidos y todo su GRAN pueblo debería estar muy orgulloso de lo que está sucediendo ahora en Corea”, escribió Trump.
Donald J. Trump
✔@realDonaldTrump
Is everybody believing what is going on. James Comey can’t define what a leak is. He illegally leaked CLASSIFIED INFORMATION but doesn’t understand what he did or how serious it is. He lied all over the place to cover it up. He’s either very sick or very dumb. Remember sailor!
Donald J. Trump
✔@realDonaldTrump
KOREAN WAR TO END! The United States, and all of its GREAT people, should be very proud of what is now taking place in Korea!
Antes, dijo que “después de un año furioso de lanzamientos de misiles y pruebas nucleares, se está llevando a cabo un reunión histórica entre Corea del norte y el sur. Las cosas buenas están sucediendo, pero sólo el tiempo lo dirá”.
Posteriormente, Donald Trump afirmó que el presidente de China, Xi Jinping, ayudó a los Estados Unidos a que ocurriera el acercamiento de paz entre las dos Coreas.