Bélgica es víctima de las represalias del Estado Islámico

POR IRIS DAFNÉ HERNÁNDEZ

El atentado terrorista que se suscitó en Bruselas, Bélgica, se dio justo cuatro días después de que fuera identificado y arrestado en dicho país, Salah Abdeslam, el hombre más buscado en Europa por ser el presunto cerebro de los atentados del pasado 13 de noviembre en París.

A pesar de que las autoridades belgas emitieron una alerta tras su captura para evitar cualquier tipo de represalia del Estado Islámico (EI), esto no fue suficiente.

Bruselas, la ciudad más importante de Bélgica, tiene gran poder debido a que es la sede de la Unión Europea (UE) y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), alianza militar que integran Estados Unidos y Francia, entre otros. Fue precisamente este organismo el que acordó intensificar su lucha contra las amenazas yihadistas.

El pasado 22 de marzo, la ciudad vivió dos atentados del Estado Islámico, en su aeropuerto y en la estación subterránea de Maalbeek, que dejaron como resultado –hasta el cierre de esta edición– 35 muertos y más de 200 heridos.

Tras los actos terroristas, Bélgica declaró tres días de luto nacional por los atentados terroristas y emitió la alerta máxima terrorista. El ministro del Interior belga, Jan Jambon, declaró que el país se encontraba en el máximo nivel de alerta ante los posibles ataques en venganza por la captura de Abdeslam. Sin embargo, las fuerzas de seguridad belga estiman que los ataques se planearon con tiempo.

París y Bruselas son ciudades donde reside gran cantidad de ciudadanos de origen musulmán. Se estima que el porcentaje es hasta de 25 por ciento.

Tras los ataques, a través de un comunicado difundido en inglés por la agencia de noticias Amaq, el grupo terrorista Estado Islámico, se declaró como el autor de los atentados. Informó que sus combatientes “detonaron una serie de bombas, cinturones y aparatos explosivos”.

HECHOS

El Aeropuerto de Bruselas o también llamado Aeropuerto de Zaventem registró el pasado 22 de marzo dos explosiones, las cuales se produjeron poco después de las ocho de la mañana.

Se informó que una de las explosiones fue en el exterior del aeropuerto y la otra en el interior de la terminal de salidas. También se reportó que se escucharon disparos y gritos en árabe.

Una tercera bomba no explotó y fue destruida por los servicios de seguridad belga. Una hora después se registró otro estallido en la céntrica estación de Metro de Maalbeek, que en primera instancia dejó al menos 20 muertos y más de 150 heridos.