Tras la asamblea de dueños de la Liga Mexicana de Beisbol que se realizó el miércoles pasado en la Ciudad de México, el circuito quedó roto al dividirse en dos grupos, uno de ocho equipos y otro de siete.
El punto de discusión es las cantidad de jugadores de doble nacionalidad que se permitirán por equipo para la campaña 2017.
Saraperos apoya al grupo que quiere sólo tres por equipo, donde también se encuentran Sultanes de Monterrey, Diablos Rojos del México, Guerreros de Oaxaca, Tigres de Cancún, Olmecas de Tabasco, Piratas de Campeche y Durango, antes Delfines de Ciudad del Carmen.
Mientras que Vaqueros Laguna y Acereros de Monclova, están del lado del grupo que quiere apertura en ese renglón, donde se encuentran Toros de Tijuana, Pericos de Puebla, Rojos del Águila de Veracruz, Leones de Yucatán y Rieleros de Aguascalientes.
El encontronazo en la asamblea derivó en la salida del presidente de la liga Plinio Escalante.
Roberto Magdaleno, gerente deportivo de Sultanes, afirmó que la temporada de la liga no peligra ya que podría jugarse con los ocho equipos que apoyan la propuesta establecida.
Mientras que el otro grupo señaló que llegaran hasta las últimas instancias para que la asamblea del miércoles no sea válida.