La FIFA debe quitar la sede de los mundiales a los países que fracasen en la lucha contra los abusos de los derechos humanos, recomendó un asesor contratado por el organismo en respuesta a las acusaciones de abusos contra obreros en Catar.
John Ruggie, un profesor de la universidad de Harvard que asesora a la ONU en materias de negocios y derechos humanos, recibió la encomienda de la FIFA para que propusiera medidas para que el organismo aquejado por escándalos de corrupción y sus socios mejoren sus prácticas empresariales.
Después de cuatro meses de investigación, Ruggie dijo a la AP que le alarmó la falta de conciencia en la FIFA sobre los problemas de derechos humanos, “hasta que la situación les detone en la cara, y entonces traten de resolverla a la carrera”.
Antes que la FIFA fuese sacudida por los escándalos de sobornos en el último año, su mayor reto eran las crecientes críticas por su decisión de otorgar la Copa del Mundo de 2022 a Catar, un país del Golfo Pérsico señalado como violador de los derechos de sus obreros.
Un informe del mes pasado de Amnistía Internacional mencionó un estadio mundialista en Catar, donde obreros migrantes supuestamente encaran abusos que podrían ser considerados como trabajos forzados.
Tomando en cuenta el prestigio que otorga a un país ser anfitrión del Mundial, Ruggie cree que la FIFA debe usar ese poder para presionar a los países para que implementen cambios o corran el riesgo de perder la sede.
“En lugares en los que la FIFA no pueda reducir las violaciones graves de los derechos humanos utilizando su ventaja para negociar, debería contemplar suspender o dar por terminada la relación”, señaló Ruggie en un informe de 42 páginas.
La FIFA recientemente incluyó en sus estatutos un solo párrafo en el que se compromete a reconocer y proteger “todos los derechos humanos”.
Ruggie explicó lo que se necesita en una política más abarcadora de derechos humanos para la FIFA, sus seis confederaciones continentales, las 209 federaciones miembro, patrocinadores y anfitriones de torneos.
“Como parte del proceso de candidaturas, la FIFA tiene que realizar su propia evaluación de los riesgos de derechos humanos más importantes en cada país candidato”, dijo Ruggie a la AP. “Cuando encuentre riesgos importantes, tiene que pedir al gobierno anfitrión que explique sus planes para mitigar esos riesgos”.
“Si los planes para mitigar esos riesgos son satisfactorios, entonces pueden proceder. Si no hay planes para mitigar esos riesgos, entonces tienen que pasar al siguiente candidato”.
Catar ha anunciado planes para implementar cambios al sistema laboral conocido como “kafala”, que los críticos dicen que expone a los obreros a explotación y abusos. Diferentes versiones del sistema son utilizadas en los estados del Golfo, incluyendo Emiratos Arabes Unidos, que albergará el Mundial de Clubes en 2017 y 2018.
Aunque Catar aprobó una ley que facilita que los obreros cambien de trabajo o se vayan, todavía no puede cambiar inmediatamente de trabajo o irse cuando quieran. Los cambios no serán implementados hasta octubre.
Ruggie dijo que se necesitaban garantías de que el sistema de “kafala” no aplicaría a trabajos relacionados con el Mundial desde antes que Catar presentara su candidatura.
“La FIFA ha sido una organización que no anticipa los problemas”, dijo Ruggie en una entrevista telefónica. “No ha sido muy receptiva a grupos externos, incluyendo organizaciones de los derechos humanos que realizan muchas investigaciones y de las que podrían aprender”.
Ruggie también mencionó problemas con el anfitrión del Mundial de 2018, Rusia, incluyendo una ley que prohíbe “propaganda” gay implementada después de la votación de 2010, temor sobre abusos de obreros migrantes y la adquisición de terrenos.
El presidente de la FIFA, Gianni Infantino, respondió al informe diciendo que servirá como una “guía” para que la organización formule su política de derechos humanos. La sede del Mundial de 2026 será elegida en 2020.
Dos de los principales patrocinadores de la FIFA, Coca-Cola y Adidas, elogiaron el informe de Ruggie y exhortaron a la FIFA a implementar todas sus recomendaciones.
MASR/OPB