México, 26 Feb (Notimex).- La investigadora de la Facultad de Psicología de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), Yulia Solovieva, propone el dibujo como un método para preescolares que mejora procesos de lectoescritura.
La especialista consideró que dibujar es un proceso complejo en el que un niño agrupa en un espacio diversos elementos de su experiencia para interpretarse a sí mismo y al mundo que lo rodea.
En un comunicado de esa casa de estudios, explicó que la hoja en blanco representa para el pequeño un reto de espacialidad y organización que puede superarse con apoyo del dibujo.
Sostuvo que al controlar los espacios y dominar el movimiento, el pequeño madura en distintas formas, aprende a comparar objetos y a encontrar los detalles.
Desde hace más de 10 años, la experta, adscrita al Departamento de Neuropsicología de la Facultad de Psicología de la BUAP, ha creado, junto con su equipo, diversas metodologías de enseñanza aprendizaje en niños con y sin dificultades, tanto de su lengua materna como del idioma inglés.
El propósito es que desde esta actividad, dirigida por el docente, se establezcan objetivos específicos para que la etapa preescolar funcione como un apoyo sólido que permita el pleno desarrollo psicológico de los infantes.
“Tradicionalmente se piensa que la preparación para la escritura en primaria es que el niño lo haga desde preescolar; sin embargo, esto no es así. Antes de que empiece a escribir es necesario prepararlo de acuerdo con las necesidades de su desarrollo psicológico. Por ejemplo, se requiere de una orientación espacial precisa”, señaló Solovieva.
La investigadora explicó que este método incluye varias etapas, la primera es externa e implica trabajo con objetos e identificación de sus características diferenciales y esenciales, su comparación e identificación de formas.
Después se pasa al trabajo simbólico con el planteamiento de gestos simbólico-expresivos para llegar a la representación de líneas horizontales y verticales a través de gestos y pantomimas; posteriormente se inicia con la etapa de dibujo.
“Se trata de un trabajo integral, atractivo, muy interactivo y afectivo, inclusive las maestras también sacan provecho porque les reduce el estrés y las emociones negativas que se pueden dar al realizar actividades mecánicas y poco reflexivas, ya que se genera un ambiente muy positivo en el salón de clases, con grupos pequeños”.
Este método consiste en una hora de trabajo diario y abarca menores de tres a seis años de edad y se ha probado en al menos seis generaciones de preescolares, a quienes también se les midió su rendimiento al pasar a la escuela primaria.
Los resultados arrojaron que los maestros trabajan más fácil con niños que estuvieron bajo esta táctica, comparada con niños que no saben dibujar y no entienden qué es la imagen representativa.
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