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El agua que nos "comemos"

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30 de Agosto 2018
La forma de consumir alimentos quizá sea cómplice de la crisis mundial del líquido

ESTEFANÍA CAMACHO / CAMBIO

Todos los días es lo mismo, abres tu Instagram y te enteras de cuántos de tus amigos empezaron el día dándose su dosis diaria de cafeína con mucho estilo. Es linda la imagen. Sin embargo, detrás de esa fotografía hay todo un proceso de producción. Entonces, si la foto fuera honesta, a lado de la taza habría seis botellones y medio de agua con 21 litros cada uno, que es lo que realmente se utilizó en el proceso de fabricación de ese pequeño deleite matutino.

¡Ni qué decir de esa foto de tu jugoso rib eye! La industria de la carne es reconocida como una de las más contaminantes, tanto por las emisiones de gases de efecto invernadero como por el uso excesivo de agua.

Pero volvamos a tu taza humeante. ¿Sabías que la producción de café ya se posicionó como la industria que más agua requiere? Pues sí, lo que no sabes es que detrás de cada kilo de café tostado hay 21 mil litros de agua utilizada, mientras que por cada kilo de carne se usaron 15 mil litros, según la Comisión Nacional del Agua (Conagua) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Recientemente, esos mismos consumidores de café se preocupaban por la presión que sobre los bosques naturales tiene la producción del aguacate, y comenzaron también a calcular su huella hídrica (HH) personal: porque no se trata sólo del agua que vemos correr en nuestras vidas cotidianas, sino también del agua virtual (AV) –la que no vemos, esa que está detrás de los alimentos o productos que consumimos. La huella hídrica es un indicador de toda el agua utilizada en la vida diaria, y así conocemos cuánto de este líquido consume una persona, grupo, país o planeta.

Esperanza sabor jitomate

El doctor Marcelino Cabrera de la Fuente, profesor investigador del Departamento de Horticultura de la Universidad Autónoma Agraria “Antonio Narro” (UAAAN), junto con otros científicos desarrolló un sistema sustentable de riego con menor uso de agua del que se emplearía, a fin de obtener jitomates.

Si bien el recurso es gratis y algunos agricultores cuentan con el subsidio del “no pago”, según el especialista de la División de Recursos Naturales del BID, César Bustamante Terreros, tampoco están para explotar el uso del agua, sobre todo porque la producción de estos jitomates se da en Coahuila. No sólo eso, gracias al uso de este sistema, los jitomates aumentan su calidad nutracéutica; es decir, son más saludables.

Por otro lado, especialistas coincidieron en que cobrar el agua a los productores, o hablar de un incentivo con el objetivo de optar por medidas más eficientes de su uso, podría ser solución. Aunque el doctor Adalberto Benavides, también de la UAAAN, no percibe que la respuesta de los consumidores sea precisamente dejar de adquirir los productos:

“Al consumir, lo que estás haciendo es apoyar al agricultor a tener recursos para mejorar sus técnicas y dejar de consumir tanta agua en el proceso de producción. Yo no digo no consumir, sino hacerlo de manera responsable y evitar el desperdicio”, explicó.

Otra forma es presionar con la finalidad de que en el país se regule o estandarice la tecnología, para que todos los productores hagan un mejor uso del agua. A veces la idea del “poder” que tiene el consumidor parece de infomercial, pero esta vez es muy cierto. Así que, si te preocupa aliviar la crisis de agua en México, empieza por analizar lo que comes y consumes, ¿te animas?