Caída histórica caudal río Paraná en Argentina cuesta a sector agroexportador 244 mln dlr: BCR

Por Hugh Bronstein y Maximilian Heath

24 abr (Reuters) – El nivel del agua del río Paraná en Argentina está en su nivel más bajo en casi 50 años en el polo agroportuario de Rosario, provocando dificultades logísticas a compañías agroexportadoras que le costarían al sector entre enero y abril 244 millones de dólares, dijo el viernes la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

La dramática caída en el Paraná, la vía por la que desde Rosario sale el 80% de los embarques agrícolas y agroindustriales argentinos, se produce cuando los productores del país están intensificando la cosecha de la soja y el maíz, los dos principales cultivos de la nación sudamericana.

Argentina es el principal exportador mundial de aceite y harina de soja, y el tercero de granos de soja y de maíz.

La altura del Paraná en la zona de Rosario el miércoles estaba “en los 0,4 metros, el guarismo más bajo desde 1971, y sin antecedentes para el mes de abril desde que comienzan los registros en 1884”, dijo la BCR en un comunicado.

Según la Prefectura Naval Argentina, el viernes el nivel del Paraná en Rosario era de 0,55 metros, aún extremadamente por debajo de la altura media del río para el mes de abril de 4 metros. En las mediciones del nivel de los ríos, el cero corresponde a una medición de referencia y no a la profundidad al lecho del río.

“Los problemas logísticos, de transporte y de industrialización (…) implican una pérdida para la economía argentina de 244 millones de dólares en el primer cuatrimestre de 2020, al resentir la navegación y carga máxima de los buques y barcazas en las terminales portuarias del Gran Rosario”, explicó la BCR.

El gerente de la Cámara de Actividades Portuarias y Marítimas (CAPyM) argentina dijo a Reuters el jueves que la caída del Paraná está obligando a las compañías en Rosario a cargar en barcos 4 pies menos de mercadería de lo que habitualmente hacen.

En el caso de un buque modelo Panamax, esto significa 10.000 toneladas menos en una embarcación que puede dejar la zona rosarina con entre 50.000 y 55.000 toneladas en su bodega, según CAPyM.

Para la BCR, el histórico bajo nivel del río está obligando a los barcos a demorar más de lo habitual su recorrido río arriba hasta Rosario debido a precauciones de navegación para no quedar encallados. El Paraná desemboca en el Río de la Plata, que es la salida al Océano Atlántico Sur.

En tanto, los barcos que dejan Rosario sin su carga total pueden completarla en los puertos argentinos de mar de Necochea y Bahía Blanca. Sin embargo, estos otros dos puertos están en zonas donde la producción de maíz y soja es significativamente menor a la de Rosario, y su capacidad logística es muy inferior.

A su vez, la caída en el Paraná está demorando la llegada a Rosario de barcazas con soja provenientes de Paraguay, explicó la BCR. En Argentina las compañías procesan compras de soja paraguaya con soja local para incrementar el nivel de proteína de su harina derivada.

“La no recepción a tiempo genera retrasos en la industrialización del poroto en el Gran Rosario e incumplimientos en el programa de embarques y contratos de compra con el exterior”, explicó en su reporte la Bolsa.

La fuerte caída en el nivel del Paraná se debe a una importante escasez de agua que afecta desde el año pasado a la zona de los estados brasileños de Sao Paulo y de Río Grande do Sul, donde nace uno de los ríos de mayor caudal del mundo, como también a condiciones secas en el norte de Argentina.

“La fila de barcos sobre el Paraná se está haciendo más larga”, dijo un ejecutivo en Argentina de una compañía exportadora de granos internacional líder. “Eso cuesta dinero, especialmente en el medio de la cosecha” de la soja y el maíz.

Hasta el miércoles, los agricultores argentinos habían recolectado el 56,4% de la soja -cuya producción se estima en 49,5 millones de toneladas- y el 34,5% del maíz -que tendría una producción de 50 millones de toneladas-, según la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

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(Reporte de Hugh Bronstein y Maximilian Heath, Editado por Eliana Raszewski)